Israel lanzó un fuerte bombardeo sobre las instalaciones nucleares, que amenaza desatar una crisis regional con una guerra ampliada entre los dos ejércitos más poderosos de Oriente Medio. Mientras un contraataque iraní es esperado de modo inminente, la acción fue realizada por el gobierno de Benjamín Netanyahu ignorando un pedido directo del presidente norteamericano Donald Trump para evitarlo, a favor de unas negociaciones que Washington realizada con Teherán para congelar el programa atómico.
Israel se opone a esos diálogos como también había rechazado en su momento los acuerdos del entonces presidente Barack Obama en 2015 que detuvieron efectivamente el plan nuclear de la potencia persa.
El ministro de Defensa israelí Israel Katz declaró que aviones de combate habían llevado a cabo el ataque contra Irán. Jets de guerra iraníes despegaron de inmediato para contrarrestar la ofensiva. Ni la magnitud del ataque ni los daños causados quedaron claros, pero un oficial militar israelí, que informó a la prensa bajo condición de anonimato, afirmó que el bombardeo apuntó contra elementos del programa nuclear iraní y sus capacidades de misiles de largo alcance.
Antes del ataque, Irán había advertido que estaba preparado para una guerra a cualquier nivel. “El enemigo a veces nos amenaza con acciones militares. Siempre hemos dicho y repetimos ahora que estamos totalmente preparados para cualquier escenario, en cualquier circunstancia”, dijo Hosein Salami, comandante de la ultranacionalista Guardia Revolucionaria.
Netanyahu también habló antes del amanecer en Medio Oriente, explicando los ataques. Y su ministro de Defensa describió la ofensiva como un “ataque preventivo” y, concepto que no es claro como lo tradujo el régimen iraní. En ese sentido el funcionario de Israel declaró una emergencia especial en todo su territorio, afirmando que se espera un contraataque “en el plazo más breve”. En el amanecer se escuchaban sirenas en Jerusalén y otras ciudades.
Los residentes de Teherán informaron haber escuchado fuertes explosiones, y un alto funcionario del régimen confirmó que aeronaves de combate habían despegado para interceptar los aviones de guerra.
La televisión estatal iraní y la agencia de noticias Tasnim mostraron una sucesión de explosiones en Teherán, con columnas de humo y fuego saliendo de los edificios. Mohammad Jamali se encontraba en un tejado en Teherán, cerca del lago Chitgar, cuando vio lo que parecían ser dos aviones a reacción que se movían a gran velocidad y atacaban lo que creía eran bases militares cercanas. “Lo que veo son dos enormes llamas y humo provenientes de dos bases militares en el este de Teherán”, declaró. Residentes de las ciudades iraníes de Isfahán, Arak y Kermanshah, que albergan complejos militares e industriales, han reportado haber escuchado explosiones.
En Washington, un funcionario estadounidense afirmó que ningún avión estadounidense participó en los bombardeos. El ataque se produjo mientras EE.UU. lideraba los esfuerzos para negociar un acuerdo con Teherán que limitaría la capacidad de Irán para producir armas nucleares y un día después de que el Organismo Internacional de Energía Atómica, el ente de control en la materia, censurara que el régimen no estaba cumpliendo con sus compromisos de no proliferación.
El ataque israelí se produjo tras meses de desacuerdo entre el presidente Trump y el primer ministro Netanyahu, sobre cómo manejar la situación con Irán. El líder israelí lleva mucho tiempo proponiendo el uso de la fuerza militar para frustrar las ambiciones nucleares de Irán. Pero también encuentra en este explosivo escenario una solución política para recuperar las alianzas que ha venido perdiendo por la ofensiva arrasadora en la Franja de Gaza que escandaliza a esos socios. Un golpe a Irán, motivará una acercamiento inmediato con Israel, alejando de foco principal la enorme crisis en el enclave.
Este jueves, Trump reiteró que no quería que Israel se lanzar a esta ofensiva, previendo que hacerlo frustraría la posibilidad de una solución diplomática. “Creo que lo arruinaría todo”, afirmó. Luego, añadió, contradictorio, que un ataque “podría ser beneficioso, de hecho, pero también podría arruinarlo todo”. El golpe de Israel es humillante para el mandatario norteamericano, que exhibiría así un desapego a su autoridad por parte de un aliado histórico de Washington. El líder estadounidense no había hecho comentarios inmediatos tras los bombardeos. Aunque se descartaba que habría sido avisado del bombardeo.
Con información de AP, New York Times y Clarín.
