En la previa de la marcha convocada en Plaza de Mayo por la condena judicial a Cristina Fernández de Kirchner, la Policía reforzó los controles en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires, lo que generó tensión entre los manifestantes que llegaban desde distintos puntos del país para participar de la movilización.
Uno de los puntos más vigilados fue la autopista Riccheri, donde desde las 7.00 se desarrollaron fuertes operativos de control. Allí, los efectivos hicieron detener micros con militantes y ordenaron que descendieran para ser revisados.
Lejos de amedrentarse, los manifestantes bajaron con cánticos, bombos y muestras de apoyo a la ex presidenta, mientras gritaban consignas contra el Poder Judicial y denunciaban un nuevo intento de proscribir a Cristina.
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La medida fue leída por sectores del peronismo como una forma de entorpecer la llegada de columnas a la movilización central. En el operativo participaron agentes de distintas fuerzas de seguridad, en coordinación con el Ministerio de Seguridad de la Ciudad.
La jornada se desarrolla con fuerte presencia policial y expectativa por el nivel de concurrencia a la Plaza, donde se prevé que se concentren miles de personas en defensa de la exmandataria, que recibió prisión domiciliaria en el marco de la causa Vialidad.