
Florencia y Martín Balbuena son los encargados de cuidar y mantener la propiedad que el empresario Rudy Ulloa posee a metros de la ruta 191.
La pareja, que trabaja hace mas de dos años en el lugar, se encontró con que el reconocido exchofer de Néstor Kirchner les dijo que ‘’se vayan”.
El matrimonio vivía en Rio Tala antes de instalarse en la casa de los cuidadores de la propiedad y fue el mismo Ulloa quien los contrató ‘’por recomendación” para que limpien y mantengan el predio en condiciones.
‘’Él vino y dijo que nos teníamos que ir porque había otra pareja que había que traer”, contó Florencia este sábado en Sin Galera.
Florencia relató que Ulloa les dijo que se tenían que ir de inmediato, sin darles el plazo de antelación que prevé la ley. Además, no estaban registrados como corresponde, denunció.
“Él dijo que no nos iba a dar ni un mes”, señaló la cuidadora y agregó que la única razón que les dio fue que ‘’el campo está sucio”.
La familia cuida el campo de Rudy Ulloa fue echada sin previo aviso y no tienen adónde ir.
Ante las acusaciones sobre el estado del predio, la familia dice que Ulloa nunca colaboró con las peticiones de elementos de limpieza del matrimonio.
Además, Florencia comentó que a pesar de que el empresario cumple con el pago mensual, el monto es insuficiente, ya que tienen dos hijos de 9 y 4 años.
‘’Al padre de mis hijos le pagan 350 mil pesos al mes”, comentó Florencia e indicó que es el único ingreso que tienen de parte de Rudy Ulloa y su esposa, Jésica Uliarte, dueños del campo.
‘’No nos dan solución, no tenemos donde ir”, expresaron en medio de la incertidumbre ante la situación.
Rudy Ulloa compró la propiedad en el año 2009. La casa, que había sido modificada sin pagar los derechos de construcción, es utilizada por él y familiares, que ‘’de vez en cuando” visitan San Pedro.
En 2018, Osvaldo Piñeiro, quien era el casero de la quinta, falleció en el lugar y Olga Pierotti, esposa del fallecido, relató que Ulloa viajó desde Río Gallegos para comunicarle que debía abandonar la propiedad, ya que había contratado a otro casero y que, por estar jubilada, no le correspondía indemnización.
La mujer, que también trabajaba allí como personal de limpieza, quedó en una situación vulnerable, sin hogar ni ingresos. Tras la trascendencia que La Opinión le dio a ese caso, Pierotti no volvió a comunicarse.