En julio del año 2002, Adriana y su compañero de vida, Oscar, se animaron a abrir las puertas de un pequeño local sobre la calle 25 de Mayo.
Su idea era ofrecer en San Pedro productos de elaboración propia con pollo como ingrediente principal.

Gracias a la ayuda de un amigo, el matrimonio comenzó con la producción de hamburguesas, milanesas y otras novedades que rápidamente convirtieron la pequeña pollería en un sinónimo de calidad.
El pequeño local se mudó a una esquina amplia y modernamente equipada, repleta de otros artículos que completan el menú del día, pan, aderezo, quesos, pastas y condimentos.

El destino quiso que Adriana tuviera que continuar con sus dos pequeños hijos al frente del emprendimiento y crecer, casi sin notarlo, pero con un esfuerzo diario extremo que obligaba a aprender sobre su oficio cada día más.
Dos manos no daban abasto y así nacieron las sucursales, siempre bajo la responsabilidad de algún integrante de la familia y así, hermanos, hijos y sus herederos fueron abriendo sus sucursales.
La de Sarmiento y Caroni, supervisada por Marta, la hermana de Adriana; la de 3 de Febrero y Aníbal de Antón a cargo de Joaquín, el hijo de Adriana; la de Caseros y Thorne atendida por el menor de los hijos de la impulsora del comercio, Valentín.
Viva el Pollo 5, de Pellegrini y Libertad, es la última sucursal de la cadena abierta por la familia, promete buenas propuestas gastronómicas para esa barriada y está bajo la responsabilidad de Ludmila, pareja de Valentín y mamá de Alba, quizá la próxima titular de una nueva sucursal.
“Oscar fue quien me incentivó a realizar este proyecto y su legado me ha permitido vivir tranquila, darle una oportunidad a mis hijos y sentirme muy agradecida con los clientes que año tras año compran sus productos”, expresó Adriana con emoción a La Opinión.
En todas las sucursales se puede abonar con todos los medios de pago, toman pedidos y realizan envíos. Se pueden comunicar llamando al 3329 63 3161.