Considerado por la revista TIME como personaje del siglo XX, Albert Einstein (1879-1955) ha sido uno de los científicos más influyentes de la historia. Su teoría de la relatividad marcó un antes y después en la ciencia contemporánea.Su influencia es tal que su imagen, de cabello revuelto y mirada reflexiva, a veces sacando la lengua, se convirtió en símbolo universal del intelectual y, también, del creativo.Tal como explica un artículo de National Geographic, “sus teorías revolucionaron nuestra comprensión del cosmos y su funcionamiento, sentando las bases de la física moderna y transformando la manera en que concebimos el universo”.Pero Einstein fue mucho más que un científico excepcional. También fue un pensador independiente y un personaje con una personalidad compleja y hasta contradictoria, según la publicación.Una de las frases más citadas de Einstein refuerza su condición de persona creativa. “La imaginación es más importante que el conocimiento, pues el conocimiento es limitado, mientras que la imaginación abarca el mundo entero, estimula el progreso, da origen a la evolución. Es, en rigor, un factor real de la investigación científica”. La afirmación aparece en el libro Einstein on Cosmic Religion and Other Opinions and Aphorisms (1931), según informa el sitio Pijama Surf.Para Einstein, el conocimiento representa lo que ya sabemos y comprendemos, pero la imaginación nos permite explorar posibilidades infinitas y crear nuevas realidades.Esta perspectiva fue clave para la vida y la obra científica de Einstein, quien logró formular sus teorías más revolucionarias, como la relatividad, gracias a experimentos mentales donde dejaba volar su creatividad e intuición.No solo se trataba de acumular datos, sino de atreverse a cuestionar lo establecido y plantear nuevas preguntas, aun cuando no existían respuestas previas. Para él, la imaginación era el motor de todo progreso y evolución, tanto científico como personal.La imaginación, entonces, permite vislumbrar un futuro diferente, transformar la realidad y descubrir soluciones inéditas a los problemas cotidianos. En sus cartas y entrevistas, además, animaba a no dejar de hacerse preguntas y a mirar el mundo con ojos de asombro, pues la curiosidad es el origen del conocimiento verdadero, según el blog del sitio Diram.Estas convicciones las aplicaba en el laboratorio y en su propia vida. Para él, la felicidad no se encontraba en alcanzar metas externas, sino en mantener viva la chispa de la curiosidad, en disfrutar del proceso y en no perder la capacidad de asombro.La curiosidad, para Einstein, era una actitud, no un mero rasgo intelectual. En una de sus cartas a su hijo Hans Albert, le aconsejaba seguir sus intereses con entusiasmo y no preocuparse tanto por las normas académicas.Su forma de aprender iba de la mano del disfrute, porque solía perderse en sus pensamientos, olvidarse hasta de almorzar o pasar horas concentrado en su trabajo sin mirar el reloj. Ese “estado de flujo”, como hoy lo llama la psicología, era para él una de las claves de la felicidad.La manera de encarar los obstáculos también está llena de enseñanzas. Einstein sabía que los problemas no se resuelven con el mismo tipo de pensamiento que los genera: “No podemos resolver un problema si razonamos de la misma manera en la que lo creamos”. También creía que “una vida humilde y tranquila proporciona más felicidad que la búsqueda del éxito y la inquietud constante que ello conlleva”.

Albert Einstein, filósofo: “La imaginación es más importante que el conocimiento” | FM Avenida
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