Resulta inadmisible que el Estado se quede entre un 60 y 68% de la renta del productor. Su tamaño se ha incrementado desde 1990 del 27% del PBI al 43% en la actualidad.Lo único que genera riqueza es la actividad privada.Existen más de 140 impuestos, y las normas reglamentarias superan las 75.000. Destacamos que con 11 impuestos se recauda el 90% del total.La informalidad fiscal supera el 45%, una evasión insostenible reconocida por el propio Estado, consecuencia de su altísima presión fiscal.Además de porcentuales impositivos por las nubes, existe un perverso método de recaudación a través de las retenciones, percepciones, adelantos, anticipos y pagos a cuenta, los cuales generan saldo a favor del contribuyente, que el fisco no devuelve y si lo hace no lo actualiza.Tanto en impuestos nacionales como provinciales, hay muchas situaciones inapropiadas.La mayoría de los impuestos no contemplan la capacidad de contribuir de las operaciones económicas y violan derechos constitucionales como igualdad, proporcionalidad y legalidad.Con el impuesto a las ganancias, ante la venta de un inmueble rural el fisco se lleva cerca 35% del precio, pues la ley no admite la actualización de su costo.Se exige registrar una ganancia ficticia, al exigir al agro valorizar sus existencias a los precios de mercado, cuando en definitiva no se produjo venta. Eventos climáticos, o de precio, pueden reducir o tornar inexistente dicha renta.Los quebrantos impositivos, al no aceptar el fisco su legal actualización, el castigo es total en una actividad cíclica. Resulta confiscatorio en reiterados casos.En las amortizaciones de los bienes de uso, en especial maquinaria, no se admite su actualización, salvo compras posteriores al 2018. Una inequidad absoluta.El IVA que fue aplicado desde 1990 para los productos agropecuarios hace estragos al haberse reducido la alícuota porcentual al 10,5% para las ventas de los productos del agro, mientras la gran mayoría de los gastos, insumos y servicios contratados se aplican al 21%.El denominado saldo a favor técnico, no se admite para utilizarse contra otros impuestos. Las retenciones y percepciones de IVA, ante el funcionamiento del SISA , incrementa el crédito de los productores quitándole su capital de trabajo.Los costos previsionales resultan del 65% sobre el sueldo de bolsillo, una mochila imposible de sostener.El impuesto inmobiliario rural también debe ser replanteado, no solo por los incrementos sino en su propia estructura.Entre las reformas que se reclaman, se destacan:1. Derogación de los derechos de exportación, que dañan terriblemente al productor, además de generar inequidades. La situación de precios internacionales, costos de insumos y este impuesto violento a la producción, es un cóctel mortal.2. Cambios esenciales en la ley de impuesto a las ganancias:a. Eliminar los efectos distorsivos por la venta de inmuebles rurales.b. Cambiar la valuación de los bienes de cambio de la producción agrícola y ganadera, para eliminar la ganancia ficticia.3. Permitir la deducción acelerada de todas las maquinarias e inversiones del agro.4. Reducir sensiblemente las obligaciones formales que debe cumplir un productor.Es necesario derogar el SISA que aplica sanciones permanentes, exigiendo así el adelanto de más impuestos que exceden la obligación legal.5. En el IVA, se requiere eliminar la existencia de un saldo a favor denominado técnico, que en la práctica termina siendo un costo insostenible para el productor.6. Reducir sensiblemente las retenciones y percepciones, así como el pago de anticipos impositivos, que terminan siendo un pago sin causa.7. Eliminar el impuesto sobre los ingresos brutos, sobre las ventas de productos agropecuarios, en todas las jurisdicciones y el régimen de “Mera Compra”, plagado de distorsiones.8. Derogación del impuesto de sellos, por ser una carga fiscal a la propia seguridad jurídica.9. Las tasas municipales deben respetar absolutamente el costo de la prestación del servicio respectivo, y que nunca se exijan sobre los ingresos del contribuyente.Se requiere:Reducir el gasto público y el tamaño del Estado. Simplificar impuestos y bajar porcentajes.Seguridad jurídica y normas claras.Impuestos que incentiven la producción. Evitar moratorias y blanqueos permanentes.Devolución inmediata de saldos a favor.Educación tributaria y competitividad global.En conclusión, se necesita una reforma tributaria sensata y razonable que impulse la actividad privada y premie a los cumplidores.Nota de la Redacción: El autor es coordinador de la Comisión de Impuestos de la Sociedad Rural Argentina.

La reforma impositiva que el agro necesita | FM Avenida
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