Lautaro Martínez no quiere ni mirar. Apenas han pasado unos minutos de la goleada 5-0 que PSG le endosó a Inter -su Inter- en Munich y el capitán del equipo italiano se lleva las dos manos a la cara. Entre decepcionado y enojado, el Toro intenta pasar el momento. De repente, un hombre de traje impecable y camisa blanca se le acerca y lo abraza por detrás. Luego, le da unas palmadas en la espalda, animándolo. Recordándole que el equipo llegó al partido decisivo en parte gracias a sus goles. Que no está nada mal salir segundos, pese a que el sueño del triplete -Copa Italia, Serie A y Champions- se esfumó y no quedó nada. Ese hombre es Javier Zanetti, exjugador de la selección argentina y símbolo de los de Milán, además de vicepresidente.
Zanetti lo toma de la cabeza y prolonga el abrazo. Parece decirle unas palabras al oído. El exfutbolista y hoy ejecutivo sabe a la perfección el dolor que experimenta su colega. Más palmadas en la espalda. El Pupi consuela al Toro y los espectadores que no festejan el triunfo de PSG observan la imagen en vivo. Son las dos caras del fútbol.
Segundos más tarde, Lautaro, que porta la misma cinta de capitán que alguna vez usó Zanetti, agradece el gesto. Levanta la cabeza. Usa su camiseta de pañuelo y se la lleva a los ojos. Quizás se seque alguna lágrima. Vuelve a mirar al piso. Sabe que, al igual que en 2023, se le escapó una gran chance de quedar en la historia y levantar la Champions con el equipo que lo consagró en Europa.
Antes, Il Capitano recibió el apoyo de sus compañeros. Y de su entrenador, Simone Inzaghi. “Alto, alto”, le pidió el DT a Martínez, cuando el delantero, desconsolado, estaba en cuclillas, incrédulo por el 5-0 de PSG. El ex Racing poco pudo hacer para evitar la goleada en contra. Ni siquiera tuvo una jugada clara en los 90 minutos. En rigor, Inter gozó de un cabezazo de Marcus Thuram que se fue cerca, en el primer tiempo, y de un remate del propio delantero francés a pase de Nicolò Barella que Gianluigi Donnarumma contuvo en dos tiempos. Nada más.
Ni el tiro del final le salió al delantero argentino, campeón del mundo en Qatar 2022. Intentó acomodar la pelota para quedar mano a mano con el italiano y descontar la ventaja de los parisinos, pero Willian Pacho, el defensor ecuatoriano de gran tarea (y primer campeón de Europa de su país), le adivinó la intención y fue más rápido que él. No hubo situación clara de gol. Lautaro se quedó sin nada. Y fue su tercera final perdida con la camiseta de Inter: Europa League 2020 (Sevilla 3 vs. Inter 2); Champions League 2023 (Manchester City 1 vs. Inter 0) y Champions League 2025 (PSG 5 vs. Inter 0). Su bronca continuó a la hora de recibir la medalla. Mirada perdida, cabeza gacha…
Más tarde, el capitán argentino habló con ESPN: “Fueron muy superiores a nosotros. Son justos ganadores. Hay que felicitarlos. Y nosotros… hacer el duelo, obviamente. Pensar en las cosas que hicimos mal y volver a empezar de nuevo. Más fuertes que nunca, porque llegamos a dos finales de Champions en estos últimos tres años. Perdimos las dos, pero seguramente estamos haciendo un trabajo importante”, razonó Lautaro, todavía conmovido por la final perdida.
El capitán de Inter argumentó: “Después de muchísimos años el Inter vuelve a ser respetado en Europa, vuelve a estar en las posiciones que se merece estar por su historia. Así que orgulloso de eso, de mis compañeros y de todos. Hay que volver a empezar y el próximo año volver a prepararse. Voy a dar todo para volver a jugar una nueva final, para volver a llevar a Inter a lo más alto de Europa, porque de eso se trata. Así que hoy, obviamente, hay que hacer el duelo, pensar en lo que hicimos mal, recuperar… y pronto tenemos una competición nueva que va a iniciar, como el Mundial de Clubes, así que a prepararse para eso de la mejor manera y el año próximo volver a pensar en la Champions, en el campeonato, en la Copa Italia, y en todos los objetivos que nos propongamos nuevamente”.
Después del partido también habló Nicolò Barella. Fue uno de los que consoló a Lautaro, su capitán, tras el pitazo final del árbitro rumano István Kovács. “Faltó la pasión en el partido más importante”, confesó el mediocampista italiano en Sky Sports. Y añadió: “El cansancio no debe ser una excusa en una final. La impresión es que ellos desearon más el triunfo y esta fue la mayor decepción”.
Barella continuó y se despachó ante las cámaras: “Todavía hay mucha decepción, porque la imagen que queda borra el gran camino que hemos recorrido. Estoy súper orgulloso de este equipo, de lo que hemos logrado en la cancha”, asegura. Y agregó: “Lo que queda son los trofeos, pero estoy súper feliz de formar parte de este equipo. Hoy debemos felicitar al rival, que lo deseaba más que nosotros. Lo primero que dije en el vestuario es que duele y decepciona a todos, pero el fútbol es así: esperás que nunca te den una bofetada, pero a veces te la dan. Tenemos que arremangarnos y devolver al Inter al lugar que merece. Hemos llegado a la final dos veces en tres años, no se ha conseguido la victoria, pero estoy súper orgulloso de lo que hemos hecho”, completó.