El buque Yasa Tokio que había cargado 33 mil toneladas de trigo con destino a Angola, quedó varado el viernes 23 de mayo tras zarpar por el canal de acceso hacia la hidrovía del río Paraná. Dos días después, tres remolcadores lograron removerlo y regresarlo al muelle donde estaba amarrado.
Dos semanas antes, la draga ‘Afonso de Albuquerque’, de la empresa Compañía Sudamericana de Dragados S.A., representante de la belga Jan de Nul en Argentina y responsable del mantenimiento de la Hidrovía Paraná-Paraguay, había finalizado la limpieza del lecho de la dársena principal y el canal de acceso, llevando el calado a 9,80 metros.
Sin embargo, cuando el capitán y el práctico soltaron amarras se encontraron con tres metros menos de profundidad y de allí en más comenzó la odisea que genera temor de cancelar todas las cargas que estaban previstas para la temporada.
En una conferencia de prensa, el presidente del Consorcio de Gestión del Puerto de San Pedro, Carlos Casini, declaró que la terminal fluvial está paralizada y sin posibilidades de operar debido a la falta de calado del canal de acceso. Inesperadamente, la profundidad de 9,80 metros se redujo a 6,50 metros.
Los responsables atribuyen el problema a las intensas precipitaciones del reciente temporal en el norte de la provincia, que drenó hacia el curso final del río Arrecifes. Este desemboca en el río Baradero, que a su vez nace frente al puerto de San Pedro, a 10 kilómetros de distancia.
El escenario implica una pérdida económica de magnitud incierta y genera preocupación para los próximos meses. Para junio había dos buques comprometidos y aún no se ha evaluado la dimensión de las pérdidas.
El Consorcio no cuenta con los fondos necesarios para financiar un nuevo dragado y ahora se espera el resultado de gestiones para las que pretenden también el aporte económico de los privados.
El costo diario por el barco varado oscila entre los 25 y los 30 mil dólares incluyendo a su tripulación. A ello hay que sumarle las cargas suspendidas, el movimiento de camiones, el personal desafectado, la paralización de tareas y el lucro cesante que pese a los seguros que protegen las cargas formarán parte del conflicto legal que se desatará para determinar que destino tendrá la carga. Si no se draga, la única salida para el buque es vaciarlo y para ello hará falta la tarea de varias barcazas que devuelvan el cereal al muelle.