Clara Giménez, la joven marplatense de 19 años que conmovió al país al mostrar su ostomía sin tabúes y denunciar el abandono de su obra social, murió este viernes tras una larga lucha contra una compleja enfermedad intestinal.
Diagnosticada a los 12 años con un vólvulo intestinal, Clara atravesó numerosas cirugías. En 2020, por una nueva obstrucción, los médicos decidieron colocarle una ileostomía permanente. Desde entonces vivió con una bolsita adherida a su abdomen, que mostró con valentía en redes sociales y en su paso por el canal de streaming Olga, donde relató sin vergüenza lo que significaba convivir con esa condición.

Su imagen y su testimonio se viralizaron. Pero más allá de lo simbólico, Clara también puso en evidencia el costado más cruel de la burocracia médica: la demora de la obra social OSTEL en autorizar el tratamiento que necesitaba para vivir. “Desde enero peleamos por la cobertura. Cuando llegó, ya era tarde”, denunció su mamá, Fernanda.
En las últimas semanas, y con intervención judicial, se autorizó el traslado de Clara al Hospital Privado de Comunidad (HPC). Sin embargo, el tratamiento llegó demasiado tarde. La joven falleció y su muerte dejó expuesto un sistema de salud que no llegó a tiempo.

La frase “OSTEL ausente”, compartida por una productora del canal Olga, resume el dolor y la impotencia de quienes la acompañaron.
Clara había logrado que su historia se conociera, no solo para hablar de su enfermedad, sino también para reclamar una atención médica más humana, oportuna y digna. Hoy, su caso se transforma en símbolo y en reclamo: el derecho a la salud no puede esperar.