El dirigente social Juan Grabois fue detenido este sábado luego de atrincherarse en el Instituto Juan Domingo Perón, ubicado en el barrio de Recoleta, junto a un grupo de militantes. El edificio, que fue cerrado por el Gobierno de Javier Milei, debía ser entregado a las autoridades del Ministerio de Capital Humano este mismo 7 de junio. Pero Grabois irrumpió con la consigna de “hacer el aguante”.
El operativo de desalojo se concretó cerca de las 17.00, en medio de una escena tensa con gritos, empujones y gas pimienta. La Policía Federal lo sacó esposado del lugar. Desde una camioneta de traslado, Grabois se sacó una selfie con una bandera argentina en el cuello y lanzó en redes: “Meteme preso Milei, pero la bandera argentina no me la sacás”.
Además del líder del Frente Patria Grande, fue detenido también Valentín Peralta Ramos. Hubo dos efectivos de la Policía Federal heridos, uno de ellos comisario mayor. Del operativo también participó la Policía de la Ciudad.
Más temprano, Grabois había ingresado al lugar junto a los diputados nacionales de Unión por la Patria, Itai Hagman y Natalia Zaracho. En X (ex Twitter), escribió: “Hace minutos la juventud del movimiento nacional recuperó del odio gorila la antigua residencia de Perón y Evita (…) Seamos fieles a nuestra historia”.
La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, calificó el hecho como una “usurpación”. El Ministerio denunció que el Instituto contaba con 20 empleados y que generaba un gasto anual de más de $400 millones, sin que se hubiera producido “ninguna investigación” en cumplimiento de su misión original. También aseguró que el patrimonio histórico del lugar fue resguardado previamente y será destinado a la Biblioteca Nacional y al Archivo General de la Nación.
El Gobierno había oficializado el cierre del Instituto a través de un decreto publicado el 21 de mayo, dentro de la política de disolución de organismos públicos considerados “prescindibles”. La decisión había sido anticipada por el vocero presidencial Manuel Adorni, quien cuestionó el gasto estatal en un espacio que, según dijo, no tenía “valor diferencial”.
El edificio fue parte del Palacio Unzué, donde vivieron Juan Domingo y Eva Perón, y había sido declarado monumento histórico nacional en 2008. Durante el bombardeo del 55, fue uno de los blancos de ataque con el objetivo de asesinar al entonces presidente.
En paralelo, Grabois también había presentado una denuncia penal contra Pettovello y otros funcionarios por supuestos delitos relacionados con el café “Un café con Perón”, que funcionaba en el mismo predio. Allí, una cooperativa de trabajadores tenía una concesión hasta 2027, otorgada durante el gobierno de Alberto Fernández.
Leonardo Duva, presidente de esa cooperativa, contó que estaban “laburando” cuando Grabois llegó y decidió tomar el Instituto. “Nosotros queríamos seguir trabajando hasta que la Justicia lo resolviera”, dijo en declaraciones a LN+.
Desde el Partido Justicialista, presidido por Cristina Kirchner, habían ofrecido hacerse cargo del acervo histórico del Instituto sin costo para el Estado. Pero el acuerdo no se concretó antes del desalojo.
Ahora, con Grabois detenido y el Instituto vacío, el conflicto suma un nuevo capítulo en la tensión entre el Gobierno libertario y los sectores kirchneristas y piqueteros. Un edificio que fue símbolo del peronismo, volvió a ser escenario de disputa política.