El burnout, o agotamiento laboral, es un fenómeno que ya ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los empleados que lo padecen se sienten agotados física o emocionalmente. Incluso, pueden sentirse exhaustos antes de comenzar a trabajar.
De alguna manera, el burnout se parece mucho a la depresión, el decaimiento y falta de ganas casi permanente que impide realizar desde las tareas más simples hasta las más complejas.
Una encuesta realizada en los Estados Unidos, en 2024, entre 2.000 trabajadores a tiempo completo, reveló que más de la mitad se sintieron agotados. Y la causa más frecuente está relacionada con las expectativas: es decir, cuando un trabajo no es lo que parecía ser.
Reconocer los síntomas del burnout es el primer paso para tomar medidas que permitan frenarlo a tiempo y evitar que consuma al trabajador.
Un artículo del New York Times dice que “aunque hay muchos aspectos que pueden contribuir al agotamiento, el más obvio es la carga de trabajo. Si regularmente los jefes piden que alguien haga más de lo que puede manejar, es probable que llegue a agotarse”.
Algunas señales de burnout son si el empleado siente que no tiene control sobre su jornada de trabajo, si las tareas no lo satisfacen, si cree que no son éticas, si se siente desconectado de sus compañeros o si piensa que su jefe o colegas lo tratan de manera injusta. Y si bien muchos aspectos de un trabajo están fuera de control del empleado, sobre todo al comenzar un trabajo, es posible tomar algunas medidas para evitar el agotamiento.
Al comenzar un nuevo trabajo, aconseja el New York Times, “considera la posibilidad de decirle a tu jefe qué es lo que más te entusiasma de tu nuevo puesto y pregúntale cómo puedes integrar regularmente esas tareas en tu jornada laboral”. La estrategia se llama “diseño del trabajo” (job crafting) y, según algunos estudios, pueden crear la sensación de que el trabajo tiene un objetivo claro.
Otra manera de evitar el burnout consiste en hablar con el jefe para preguntarle de qué manera se recibirá una retroalimentación sobre las tareas. “Iniciar estas discusiones te ayudará a prevenir el agotamiento al garantizar que comprendes tu rendimiento y lo que puedes hacer para mejorar”, afirma el diario.
Es muy probable, admite el artículo, “que no tengas elección sobre todas las tareas que debes cumplir, pero podrías reducir el riesgo de padecer agotamiento controlando cuándo las haces. Puede que este grado de control no exista en todos los trabajos, pero en algunos sí existe”.
Otra forma, tal vez la más importante, es “avisar cuando te sientas abrumado por la carga de trabajo. Esto dará a tu jefe la oportunidad de evaluar si ciertas labores pueden eliminarse de tu lista de tareas pendientes”.
En cuanto a las relaciones con los compañeros de trabajo, crear oportunidades de “camaradería y asesoramiento” es de gran ayuda. Los compañeros no tienen por qué convertirse en los mejores amigos. Al contrario, las conexiones “superficiales” pueden ayudar a sentirse comprometido y animado por las tareas que se realizan.
Fuera del trabajo, las relaciones y los hobbies tienen un papel destacado para relajarse y evitar el burnout. “Tener otros intereses y fuentes de apoyo te ayudará a recuperarte cuando el trabajo te desanime. Así que intenta dedicar tiempo a otras actividades que te aporten alegría o permítete no hacer nada en absoluto”, finaliza el artículo del New York Times.