El estado de algunas veredas también contribuye a la imagen decaída que tiene la ciudad en estos tiempos.
Algunas se presentan abandonadas y otras deterioradas. En ciertos casos sin solución desde hace un largo período, como ocurre con un sector de la que recorre la calle Mitre, junto a la tribuna del estadio municipal.
En este espacio surgieron negocios que apostaron a un cambio de la estética. También están quienes tienen sus lugares como refugios y otros totalmente desatendidos desde la década del 80, cuando se originó un sistema de consorcio: construir unas gradas para 4.200 personas cómodamente sentadas y debajo de éstas los locales comerciales.
Todos los sitios diseñados tuvieron dueño y, por cuestiones legales, al no progresar algunos trámites, los consorcistas decidieron paralizar el emprendimiento hasta tanto surja la claridad que estaban reclamando.
Pasaron los años y hoy nos encontramos con una gran parte de las aceras en buen estado, y el resto con baldosas inexistentes, desniveles, tramos de tierra, y en algunos días el adicional de los restos de residuos de bolsas.
Todo esto se refleja mayormente en las esquinas con las calles Casella y Bozzano, sobre la calle principal, entrada a la ciudad.
La Ordenanza Nº 5797/08, en su artículo 3º, refiere al mantenimiento obligatorio. “Todo propietario, poseedor y/o tenedor de inmueble ubicado en el Partido de San Pedro, está obligado a construir, reparar o modificar, en caso de ser necesario, las veredas frente a su inmueble manteniendo en perfecto estado de transitabilidad y libre de obstáculos las mismas”, señala la norma.
Y agrega: “Las veredas deberán respetar el nivel existente en cada cuadra. De existir desniveles propios del terreno, los mismos deberán ser salvados con construcciones acordes para una normal transitabilidad y que no representen un obstáculo y/o riesgo a las personas”.
Asimismo, también tiene obligaciones el Municipio, que debe efectuar un relevamiento y luego notificar a los frentistas por el pésimo estado de sus veredas. “La notificación contendrá claramente las tareas requeridas y el plazo otorgado para su inicio y efectiva finalización”, agrega.
Posteriormente, el Municipio debe controlar si la vereda fue reparada o construida. Si no se cumplió, se infracciona al propietario del predio, siendo el Juzgado de Faltas quien debe sancionar. “Las multas a aplicar podrán oscilar en su valor definitivo, al equivalente de un (1) litro y hasta veinte (20) de combustible gasoil por metro cuadrado de superficie”, especifica.
Si no cumple existe otra instancia: que el Municipio se encargue de los trabajos. Esa construcción se le factura al frentista, que incluirá los materiales más un 20 % por gastos administrativos.