De Trump a Putin: la locura del sentido común. Escribe Slavoj Žižek

Un chiste soviético de la época de Brézhnev comienza con un gran cartel en una plaza de Moscú en el que aparecen ciudadanos sonrientes y felices y la inscripción “Dentro de 20 años viviremos en pleno comunismo”. Entre el público, un hombre empieza a cantar y bailar alegremente; cuando le preguntan por qué lo hace, dice: “¡Me alegro tanto de tener un cáncer mortal porque seguramente no estaré vivo en 20 años!” ¿No podemos imaginarnos hoy a un tipo que vió en una pantalla grande el discurso de investidura de Trump en el que prometía un nuevo gran EE.UU. en un par de años y reacciona de la misma manera?

En su discurso de investidura del 20 de enero de 2025, Trump proclamó que el gobierno de EE.UU. sólo reconocerá dos sexos, masculino y femenino y que en los organismos federales oficiales pondrá fin a los programas de diversidad, equidad e inclusión “radicales y despilfarradores”. Los funcionarios tacharon ambas medidas de órdenes de “sentido común” que pertenecen a la agenda más amplia de “restaurar la cordura”. Para colmo de males, la orden de género se presenta como parte de una política “que defiende a las mujeres del extremismo de la ideología de género y restaura la verdad biológica en el gobierno federal”.

La orden también impedirá que los fondos de los contribuyentes se utilicen para la atención médica de la transición de género y que se agregue “privacidad en los espacios íntimos” de instalaciones como cárceles, refugios para inmigrantes y refugios para víctimas de violación. “Kamala está a favor de elle/elles. El presidente Trump está a favor de ustedes”, como dijo un propagandista de Trump en una cínica puñalada a la opción de elegir “elle” en lugar de ella o él. Otro insulto es la afirmación de que era “muy apropiado” que estas órdenes se anunciaran el Día de Martin Luther King Jr. porque “esta orden pretende volver a la promesa y la esperanza, captadas por los defensores de los derechos civiles, de que algún día todos los estadounidenses puedan ser tratados en función de su carácter, no por el color de su piel”.1

Sólo cabe preguntarse por qué Trump, además de proclamar dos estados de emergencia nacional (en relación con la ecología y los inmigrantes), no agregó un estado de emergencia para la defensa de la sexualidad normal. Con respecto a la ecología, Trump sacó a EE.UU. del Acuerdo de París y además dijo: “Estados Unidos volverá a ser una nación manufacturera, y tenemos algo que ninguna otra nación manufacturera tendrá jamás, una mayor cantidad de petróleo y gas que cualquier otro país de la Tierra, y vamos a usarlo”. Para hacer cumplir esta medida, Trump declaró la “emergencia energética nacional” y, como era de esperar, concluyó: “Vamos a perforar, nene, a perforar”.

Trump anuncia que EE.UU. se retira de la Organización Mundial de la Salud, medida que está causando un enorme sufrimiento si – o, mejor dicho, cuando – estalla una nueva epidemia de virus. Con el mismo espíritu de oponerse a la cooperación mundial, Trump adoptó una serie de medidas ejecutivas radicales en materia de inmigración: declaró la emergencia nacional en la frontera sur de Estados Unidos, puso fin de inmediato al uso de una aplicación fronteriza llamada CBP One que había permitido a los inmigrantes entrar legalmente a Estados Unidos y puso en marcha el proceso para acabar con la ciudadanía por derecho de nacimiento.

Tenemos así el estado de emergencia contra los inmigrantes, otro contra los excesos de la protección medioambiental y al parecer está implícita pero falta una tercera emergencia nacional: la destinada a proteger la sexualidad “normal”. Pero faltan intencionalmente dos estados de emergencia que son sumamente necesarios: la emergencia para hacer frente a la crisis medioambiental y la emergencia para hacer frente a los efectos de la Inteligencia Artificial.

Sí, Trump es consciente de la importancia de la IA: anunció una inversión de 500.000 millones de dólares en infraestructura de IA en Estados Unidos, con tres grandes empresas tecnológicas que crearán una nueva compañía, llamada Stargate, para hacer crecer la infraestructura de inteligencia artificial en Estados Unidos. Pero… en 2023, Biden dictó una importante orden ejecutiva cuyo objetivo era fijar normas para el desarrollo seguro y confiable de la IA en diversos sectores. Esta orden daba al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de EE.UU. instrucciones para crear un programa de seguridad “con el fin de ayudar a garantizar el despliegue y uso seguro y responsable de la IA en los sectores de la atención sanitaria, la salud pública y los servicios humanos” y para permitir al organismo “recibir informes de – y actuar para remediar – daños o prácticas sanitarias inseguras que involucren IA”.2 En el primer día de su segundo mandato, Trump anuló esa orden – clara muestra de a qué equivale su “liberalismo” en la práctica: el pleno poder de los neo amos feudales empresariales, exento del control público. Esa anulación significa que el gran público simplemente no sabrá hasta qué punto las máquinas de IA podrán controlarnos y regular nuestro comportamiento.

Hay muchas otras medidas dictadas por Trump que van en contra del sentido común. Por ejemplo, el candidato de Trump para embajador de EE.UU. ante las Naciones Unidas respaldó los reclamos israelíes de derechos bíblicos sobre toda Cisjordania durante una audiencia de confirmación3 en el Senado. De modo que hemos vuelto al fundamentalismo religioso… Otro ataque al sentido común llevado a cabo por Trump tiene que ver con las criptomonedas. Yanis Varoufakis ha demostrado cómo la desdolarización de la economía mundial supone una amenaza para la hegemonía estadounidense. Pero ahora al parecer es el propio Trump quien está dando pasos en esa dirección. No sólo la gente de su entorno está muy involucrada en criptoespeculaciones, sino que además, en vísperas de la toma de posesión de Trump, la primera pareja lanzó un par de meme coins que ya valen miles de millones de dólares en los papeles. Las meme coins son un tipo de criptomoneda muy volátil inspirado en tendencias populares de internet o culturales. No tienen valor intrínseco, pero su precio puede dispararse o desplomarse.4

Sin embargo, hay que dejar de lado la aburrida enumeración de medidas y centrarse en términos aparentemente neutros como “sentido común” y “cordura”. El problema aquí es que la era del sentido común, la era en la que en nuestra vida cotidiana podíamos confiar en los valores y las costumbres tradicionales, se ha acabado, y no sólo en el ámbito de la sexualidad. La prueba son precisamente los amos tecno-feudales que apoyan activamente a Trump y estaban sentados cerca de él en la toma de posesión. Si Musk tiene éxito con su proyecto de Neuralink (un enlace directo entre nuestros pensamientos y el espacio digital), podremos leer directamente la mente de los demás, por lo que la propia definición de “ser humano” cambiará. Meta, la empresa de Zuckerberg, está construyendo su propio dispositivo de lectura de mentes y, cuando se le preguntó sobre las implicancias de privacidad de esa tecnología, Zuckerberg dijo: “Supuestamente esto sería algo que alguien elegiría utilizar”. ¿De veras? ¿Quién lo supondría? ¿Los organismos secretos que lean mi mente? ¿Así que, si me leen la mente sin preguntarme y su lectura les dice que no quiero que eso ocurra, amablemente se desconectarán? El discurso de Zuckerberg en el que esbozó su visión del “metaverso” es un verdadero manifiesto neofeudal:

“Zuckerberg quiere que el metaverso en última instancia abarque el resto de nuestra realidad, conectando fragmentos de espacio real aquí con espacio real allá, mientras subsume totalmente aquello que consideramos el mundo real. No es que las simulaciones de Zuckerberg vayan a alcanzar el nivel de la realidad, es que nuestros comportamientos e interacciones se volverán tan estandarizados y mecánicos que ni siquiera importarán. En lugar de hacer expresiones faciales humanas, nuestros avatares podrán hacer gestos icónicos de pulgar hacia arriba”.5

El metaverso actuará como un espacio virtual más allá (meta) de nuestra fracturada e hiriente realidad, un espacio virtual en el que interactuaremos sin problemas a través de nuestros avatares, con elementos de realidad aumentada (realidad recubierta de signos digitales). Será, pues, nada menos que meta-física hecha realidad: un espacio meta-físico que subsumirá por completo la realidad, a la que se le permitirá entrar en él fragmentariamente sólo en la medida en que esté recubierta de pautas digitales que manipulen nuestra percepción e intervención. Si la neurobiología tiene éxito en manipular nuestro ADN, no sólo nuestros rasgos corporales, sino incluso nuestra vida psíquica quedarán abiertos a las intervenciones científicas: rasgos como el valor, la capacidad de aprender, etc. ya no dependerán sólo de nuestra voluntad, por lo que toda la idea de educación se tornará obsoleta. Si la Inteligencia Artificial expande su alcance, ¿sabremos hasta qué punto estamos controlados?

Por último, pero no por ello menos importante, está la ecología. Si algo hemos aprendido en las últimas décadas es que nuestra supervivencia depende de ciertos parámetros naturales que damos por sentados automáticamente. La lección del calentamiento global es que la libertad de la humanidad sólo era posible en el contexto de los parámetros naturales estables de la vida en la Tierra (temperatura, composición del aire, suministro suficiente de agua y energía, etc.): los seres humanos pueden “hacer lo que quieran” sólo en la medida en que sigan siendo lo suficientemente marginales como para no perturbar gravemente los parámetros de la vida en la Tierra. La limitación de nuestra libertad que se hace palpable con el calentamiento global es el resultado paradójico del propio crecimiento exponencial de nuestra libertad y poder, es decir, de nuestra creciente capacidad para transformar la naturaleza que nos rodea hasta desestabilizar los parámetros geológicos más básicos de la vida en la Tierra. Una vez más, la condición de nuestra supervivencia es que dejemos atrás nuestra percepción espontánea de estar insertos en un contexto natural estable.

Hay una profunda similitud entre los ataques de Trump a la tríada ecologismo/PC/LGBT+ y el conflicto entre Rusia y Europa. Es decir, habría que hacerse una sencilla pregunta: ¿qué civilización encapsula hoy plenamente la tríada atacada por Trump? Sólo una: la civilización europea como última forma de la Ilustración. El verdadero enemigo ideológico de Trump no es China, sino la UE: lo que Trump intenta es disolver la unidad europea, y sus esfuerzos encuentran eco en cada vez más estados europeos (Hungría, Alemania, Austria, Reino Unido…).

Al igual que la guerra Ucrania-Rusia, el ataque de Trump a Europa se basa en visiones metafísicas de la realidad que se excluyen mutuamente. Los populistas trumpistas, así como sus socios europeos, son efectivamente lo que dicen ser: defensores del sentido común que niegan el hecho de que estamos en medio de lo que posiblemente sea la ruptura más radical de toda la historia humana. Por supuesto, debemos analizar minuciosamente los cambios en curso y evitar extrapolaciones rápidas, pero el hecho es que aferrarse a la noción tradicional de cordura es la mayor locura imaginable hoy. La paradoja de Trump es que habla en nombre del sentido común humano mientras desencadena cambios revolucionarios inauditos que desafían nuestra noción básica de ser-humanos.

En segundo lugar, las apariencias importan: el hecho de que a Israel ya no le importen las apariencias es en sí mismo un mensaje de que ahora todo está permitido y sólo importa realmente el poder en bruto. Israel no está solo en esto: sólo está llevando al extremo lo que Putin está haciendo en Ucrania y Trump amenaza con hacer con Groenlandia y Panamá. Bienvenidos al nuevo mundo de los BRICS sin ningún organismo que al menos trate de hacer cumplir unas mínimas normas globales.

@Slavoj Žižek y Revista Ñ. Traducción: Elisa Carnelli

1 Ver Trump to sign order proclaiming there are only two sexes | US News | Sky News.

2 Trump revokes Biden’s executive order on responsible AI development | MobiHealthNews.

3 Trump UN nominee backs Israeli claims of biblical rights to West Bank | Trump administration | The Guardian.

4 Meme coins: Donald and Melania Trump launch cryptocurrency ahead of inauguration, raising serious ethics concerns | CNN Business.

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