1941. Cuatro amigos artistas Carybé, Raúl Brié, Gertrudis Chale y Luis Preti llegan al Chaco salteño para pasar una temporada allí. A Carybé lo había contratado la petrolera Esso para pintar calendarios institucionales y hacia allá partió. En esa tierra selvática y poblada por originarios, encontraron inspiración para su obra que sería clave para el desarrollo de las bellas artes en la provincia.
El Palacio Libertad exhibe Viaje iniciático al impenetrable Chaco salteño, organizada por la galería salteña BaC Arte Contemporáneo y curada por Marcela López Sastre.
La muestra se compone de dibujos, pinturas, ilustraciones y material de archivo donde reunieron obra de los cuatro artistas. Desplegadas sobre paredes grises, sus trabajos conviven, comparten colores, paisajes, gestos, pero mantienen su individualidad.
Un viaje a Salta
Carybé, Brié, Chale y Preti compartían taller en Buenos Aires y emprendieron juntos el viaje a Salta. Primero se instalaron en Chicona, para luego dirigirse hacia el norte y entrar en el territorio del Chaco salteño, habitado por las comunidades originarias que poblaban el monte y el río: wichis, chorotes y guaraníes. No lo sabían, pero estaban dándole vida al Grupo Tartagal.

“Ubiquémonos en Tartagal, que es el centro donde ellos se instalaron en esta gran región, queda a 350 kilómetros al norte de Salta, muy cerquita de Bolivia. Si en este momento el camino es complicado, es duro, imagínese en 1940 lo que era llegar a ese lugar”, comentó Matías Bassani, al frente de la galería BaC y uno de los principales difusores de la obra del Grupo Tartagal.
Antes del grupo de amigos la pintura salteña estaba influenciada por la pintura italiana y el retrato decorativo. Unidos por el afán de conocer el territorio, en lugar de esperar directrices provenientes de Europa, los artistas buscaron referencias en las raíces, el monte, la medicina y los dioses de las comunidades con las que se encontraron.

Carybé sostenía que pintaban solo a partir de “una gran voluntad de mirar para adentro de casa y no mirar la playa esperando directrices o ismos que llegaban, en aquel tiempo, desde Europa”.
Sin embargo, es imposible no observar en los trabajos de los cuatro rastros del cubismo, del fovismo y hasta algunos paisajes metafísicos.
Pero los temas son profundamente locales: los cerros salteños, los cuerpos redondos y trigueños de las mujeres locales, ya sea haciendo sus labores hogareños o amamantando niños, las edificaciones precarias del interior de la provincia.

Todo tamizado por una paleta cálida, cargada de amarillos, ocres, naranjas y verdes esmeralda que se destacaban cuando aparecen en una obra.
Chale, recordó el galerista, decía que había que “sentir el paisaje para poder pintarlo”.

“Ella decía que para poder sentirlo había que adentrarse en las comunidades, vivir con ellos, vivir la experiencia para poder desde adentro, conviviendo con ellos, pintarlo”.
La artista había nacido en Austria y en 1934 recayó en Buenos Aires tras muchos años de vivir por toda Europa, ante el avance del nazismo en su país natal. Por su condición de europea, sostuvo el galerista, “ella decía que podía reconocer lo verdaderamente latinoamericano porque no era latinoamericana”.
“Veía la belleza que por ahí un latinoamericano no lo veía porque no lo vemos tampoco hasta hoy”, explicó.
Una nueva era del arte salteño
“Ellos rompieron el campo plástico que había en Salta. Hay un nuevo periodo a partir de ellos, que se pudo dar en Salta. Si ustedes analizan las provincias vecinas, sobre todo, van a ver que no hubo el proceso plástico que hay en Salta hoy. Ustedes van a Salta y tienen arte, ferias, museos de arte contemporáneo, de bellas artes, museo de la ciudad, todo es una riqueza plástica gracias a estos cuatro”, reflexionó Bassani.
El Grupo Tartagal dotó a los artistas salteños de estatus, una academia sobre la cual respaldarse y profesionalizarse. Para los organizadores, incluso generaron un legado que permite rastrear los inicios de un fenómeno actual: la revalorización del textil y de la cerámica como técnicas ancestrales.

Como parte del montaje se incluyeron reflexiones que realizó Carybé sobre sus amigos.
El Grupo Tartagal con el correr de los años se fue desintegrando. Carybé vivió entre Salta y Bahía, Brasil (había llegado de niño y vivido gran parte de su infancia y primera vida adulta en Río de Janeiro), donde se instala definitivamente. Brié se instala en España en 1965 y ahí residió hasta su muerte en 1983.

Por su parte, Chale muere tempranamente en un accidente de avión cuando volvía de Mendoza, donde pintaba una galería. Preti, que se había formado en San Telmo, fue el único que permaneció en Salta, donde se casó con una salteña, y fue clave para el desarrollo del arte local.
Viaje iniciático al impenetrable Chaco salteño se puede visitar en el Palacio Libertad (Sarmiento 151) hasta el 27 de julio de miércoles a domingo de 14 a 20.