Comenzó el Mundial de Clubes y no porque esta noche juegue el pibe de casi 38 que aparece en todos los spots, Lionel Messi, y su Inter Miami. Los hinchas del Al Ahly, su rival en el partido inaugural, fueron los primeros en llegar al Hard Rock Stadium y por fin se puede decir que Estados Unidos recibe a la fiesta del fútbol que imaginó la FIFA.
Los Diablos Rojos, tal como llaman en Egipto al equipo más popular y nacionalista de su tierra, “con más de 60 millones de fanáticos”, según se jactan, llegaron solos y en familia, con mucho orden y alegría. Pero también con mucha emoción. Algunos viajaron desde la tierra de las pirámides, otros están radicados en suelo americano y vuelven a sentirse por un rato en El Cairo, y todos coinciden en algo: una sensación agridulce por ver por primera vez a Messi pero para desearle el mal.
“Me gusta mucho Messi, es el mejor jugador del mundo, pero Al Ahly es todo para mí, está por encima de cualquier cosa. Creo que hoy podemos ganar 3-0”, dice Ahmed, el primer egipcio que llegó al estadio con su esposa y su hijo. Se declara enamorado de Leo y Argentina: “A mi papá le gustaba Maradona, a mí Messi… De su país no conozco mucho, sólo a ellos y a Boca Juniors, pero en el Mundial hinchamos por ustedes”.
Sahar es doctora en física y fanática del fútbol. Usa su hijab y encima se puso una gorra con los colores de Estados Unidos. Cruzó medio planeta para ver al Al Ahly, pero también para hacer shopping y visitar Disney. “Estamos disfrutando todo, es una experiencia maravillosa pero todo va a depender del resultado de esta noche. Messi es maravilloso, lo amamos en Egipto. Pero hoy no”, le dijo a Clarín.
Sami toca su bongó y canta por el Al Ahly cuando se le pide que le ponga música al ingreso de los hinchas africanos. Ya le regateó a un vendedor ambulante el precio de una bufanda alusiva al partido: se venden a 35 dólares y consiguió dos a 60. Dato de color: las hicieron una familia de venezolanos que se lanzaron a la aventura apenas se conoció el sorteo y vienen a venderlas en los ingresos, con bolsita alusiva y todo.
“Estoy bien”, responde Sharif en perfecto español cuando se le habla en inglés. Vive desde hace 35 años en Miami y aprendió la segunda lengua por su trabajo como encargado de edificio y es fanático del fútbol. “Cuando me enteré que mi equipo jugaba aquí estuve muy feliz, compré el ticket ese mismo día y me salió 600 dólares, mucho dinero pero son cosas que van a pasar una sola vez en la vida”. Hace 18 años que no pisa Egipto y se emociona al ver la marea roja que llega a la cancha.
“Messi es el mejor de todos, pero hoy no voy a hinchar por él. Le diría que hoy ponga el pie flojo… Que juegue con la derecha, que no use la izquierda. Hoy ganamos 2-1 y vamos a clasificar. Yo trabajo con argentinos y sé todo de allá, por ejemplo que Platense salió campeón”, afirmó, con un asombroso conocimiento de la actualidad de ‘nuestro’ torneo de 30 equipos.
El Al Ahly tiene hasta barra brava, como las argentinas aunque un poco más pequeña. Llegaron en una camioneta que estacionó en cualquier lado y bajaron un montón de ‘trapos’ que serán desplegados durante el partido. Y claro, entraron sin hacer fila.
Un hombre con turbante que se cansó de dar notas, un chico que desató una discusión porque decía que Cristiano Ronaldo es mejor que Messi, una chica que juntó a los hinchas para que empiecen a cantar una canción… Todos cantan, comenzó el Mundial.
¿Y los hinchas del Inter Miami? Circuló en redes que se juntaban en un supermercado cercano para ir en caravana hasta un estacionamiento donde prometían bebida y comida para calentar la previa. Mientras tanto, en los accesos del estadio se entregaban unos cartones para mostrar en las tribunas. Todo prefabricado y sin tablón. El calor y la pasión la llevaron los egipcios.
