Es la tierra de las grandes producciones cinematográficas. De las luces de Hollywood. Del lujo y las calles con glamour de Beverly Hills. De las playas de Santa Mónica en la costa Oeste del Pacífico. Del Memorial Coliseum, el estadio que albergó los Juegos Olímpicos de 1932 y 1984 y que tendrá también los de 2028, y donde además nació la Scaloneta. De los Lakers. De los latinos. Del Downtown y los característicos rascacielos. Es el corazón del sur de California. Es la segunda ciudad más poblada de Estados Unidos después de Nueva York. Es Los Ángeles. Y aquí llegó River después de 3 horas de vuelo desde Seattle para afrontar una dura batalla contra Rayados de Monterrey en búsqueda de la clasificación a los octavos de final del Mundial de Clubes.
Y llegó en medio de un contexto particular que se vive en esta ciudad donde hubo fuertes protestas sociales en contra de las políticas de migratoria del gobierno de Donald Trump, con detenciones y deportaciones a mexicanos y otras comunidades latinas y se produjeron duros enfrentamientos con la Policía. En la zona del Downtown, en el centro de la ciudad, incluso hubo toque de queda desde las 8 de la noche a las 6 de la mañana hasta hace pocas horas pero la alcaldesa Karen Bass ya lo levantó. Esa situación había generado una especulación con el adelantamiento del horario del partido, pero FIFA lo desestimó.
River dejó la fresca Seattle, donde predomina la tranquilidad y arribó al bullicio de Los Ángeles, donde las temperaturas son un poco más elevadas. Calor, humedad y color recibieron al equipo de Marcelo Gallardo, con una marea de hinchas que se congregaron en Venice Beach, una famosa playa urbana, en la que los hinchas desplegaron un banderazo multitudinario hasta que el sol se escondió y hoy la filial de Los Ángeles armará en el estacionamiento del estadio un evento a la americana con gazebos y parrillas en la previa del encuentro, en el que habrá un evento que contará con la presencia de una gloria de River, el Pato Fillol.
Sí, los riverplatenses pudieron tener su propia auto celebración en las playas del otro lado del mapa, después de las reiteradas manifestaciones de su eterno rival en Miami.
A esta ciudad llegaron muchos hinchas de River en las últimas horas desde distintas partes de Estados Unidos y en muchos vuelos desde Buenos Aires. Por eso, se calcula que habrá no menos de 25 mil almas rojas y blancas en el Rose Bowl, histórico estadio donde se jugó la final del Mundial ‘94 que Brasil le ganó a Italia por penales y en el que Argentina fue eliminada por Rumania en los penales.
Y también es la cancha de las sorpresas en este Mundial de Clubes. Allí PSG vapuleó al Atlético de Madrid, Rayados le sacó un empate a Inter y Botafogo dio el batacazo al ganarle al campeón de la Champions.
A pesar del gran número de hinchas de River que habrá, puede que no sean mayoría ya que se espera a muchos mexicanos, dada la cercanía de Monterrey, en el norte de México con Los Ángeles y la gran cantidad de mexicanos -o con ascendencia mexicana- que hay en esta ciudad. Según cifras oficiales, llegan al millón de personas y representan el 25% de la población.
Por eso, no solo se espera una batalla futbolística en el campo de juego, sino también un duelo de hinchadas en las tribunas. Y se reforzará la seguridad para que no haya ningún cruce entre hinchas, algo que sucedió en el Rose Bowl entre fanáticos del Botafogo y el PSG. Hasta hubo un duelo de espacios de X (ex Twitter) representativos de ambos equipos, “A Romperla”, de Rayados y “Space Monumental”, de River, que armaron una previa en esa red social.
El calor puede influir también en el desarrollo del juego y el estado del césped, duro y seco, también. A priori, esos aspectos lo favorecen a Rayados. Y por todo lo expuesto, no parece exagerado decir que puede haber un clima de Copa Libertadores en el partido. De hecho, hubo un tiempo en el que los equipos mexicanos jugaban la Copa e incluso River hace 10 años viajó dos veces a tierras aztecas para enfrentar al rival de Rayados, Tigres, al que le sacó un empate 2-2 milagroso en Monterrey en la fase de grupos y luego le ganó la final, tras igualar 0-0 en la ida en el norte de México y golearlo 3-0 en el Monumental.
El encuentro que disputarán River y Rayados es como una final anticipada. Así lo sienten en un lado y en el otro. “Nos jugamos la clasificación”, afirmó Gallardo. “Sabemos la dificultad que tiene River porque es un equipo que va a competir hasta el último minuto. La sangre argentina tiene eso”, comentó Sergio Ramos que liderará a un equipo que tiene cuatro argentinos: el ex River Lucas Ocampos, el ex Boca Esteban Andrada, Jorge Rodríguez y Germán Berterame. Y no habrá morbo en los bancos de suplentes ya que Martín Demichelis fue despedido antes del Mundial y ahora al conjunto mexicano lo dirige el español Domenec Torrent, quien fue asistente de Pep Guardiola en Barcelona y Bayern Munich.
A eso que dijo el inoxidable defensor español es a lo que apelará Gallardo. A despertar ese espíritu combativo que sus equipos tuvieron en tantas noches de Copa. Si River gana, va a lograr el objetivo inicial de pasar la primera fase. En cambio, un empate lo obliga a no perder con Inter y una derrota lo deja muy complicado. A su vez, está en juego un jugoso premio económico: por pasar a los octavos de final, se obtienen 7,5 millones de dólares.
En ese sentido, el encuentro en el Rose Bowl puede entrar en el terreno del a todo o nada. Y River buscará apelar a su experiencia copera y a la jerarquía de sus nombres para llevar el partido a su ritmo y tratar de producir una historia de película en estas tierras.
