Algunos de los 300 países y territorios del mundo son relativamente nuevos, como Sudán del Sur, y otros tienen una historia de siglos. Pero definir la antigüedad de un país puede ser algo complejo, porque hay que considerar distintos factores como la continuidad cultural y política.
Por ejemplo, Italia es un país del siglo XIX, aunque sus raíces históricas están emparentadas con una serie de pequeños Estados y hasta con el Imperio romano. Algo similar ocurre con China, Grecia, Egipto o Irán.
Los chinos suelen decir que más que un país, ellos son una civilización, con miles de años detrás. En todo ese tiempo, China pasó por distintos períodos, como los imperios y la actual República Popular, establecida en 1949.
Muchos países han tenido, incluso, interrupciones en su historia al ser invadidos por otros, lo que amenaza el término de continuidad.
Como dijimos, Sudán del Sur, que logró su independencia en 2011, es uno de los Estados más nuevos. Lo mismo que Kosovo, que declaró su independencia en 2008 y que todavía no ha sido reconocido por otros países.
Distinto es el caso de Serbia y de Montenegro, proclamados en 2006; Timor Oriental (2002); Palaos (1994); Eritrea, Eslovaquia y República Checa (1993), y Bosnia y Herzegovina (1992).
En cuanto a los más antiguos, los rankings difieren. Según World Population Review serían Irán (3.200 a.C.); Egipto (3.100 a.C.); Vietnam (2.879 a.C.); Corea (2.333 a.C.); China (2.070 a.C.); India (2.000 a.C.); Georgia (1.300 a.C.); Israel (1.300 a.C.) y Sudán (1.070 a.C.).
Pero la lista tiene más que ver con civilizaciones que con países con continuidad. Llama la atención que no figura Grecia (1.200 a.C.) o Italia, si se la considera una prolongación del Imperio romano (753 a.C.).
Un artículo de la revista Condé Nast Traveler explica la situación “depende de a quién le preguntes, lo más probable es que recibas un amplio abanico de respuestas sobre cuál fue el primer país del mundo”.
Agrega: “seguro que habrá quien diga China o Grecia, países en los que puedes visitar ciudades antiguas que datan de 2.000, 3.000 y hasta 5.000 años antes de Cristo. Pero las fronteras y las culturas siempre han cambiado a lo largo de la historia, y, por tanto, las naciones que conocemos hoy en día son en realidad bastante jóvenes”.
Algunos ejemplos son la Rusia actual, que surgió de la disolución de la URSS en 1991 o el Irán moderno (la República Islámica de Irán) constituida en 1979. Claro, Roma se fundó en el 753 a.C., pero la República de Italia se creó en 1946, luego de la caída de la monarquía.
La República Popular China, emparentada con dinastías imperiales de orígenes legendarios, se proclamó en 1949, y la Grecia moderna, que es oficialmente la tercera República Helénica, empezó en 1974, tras la abolición de otra monarquía.
Lo mismo ocurre con muchas otras naciones que, a pesar de sus orígenes milenarios vieron interrumpir su desarrollo institucional porque fueron dominados por otros países, tal el caso de la India que fue colonia británica hasta 1947.
Por eso, aunque sorprenda, el país considerado como más antiguo del mundo, es una pequeña república enclavada en la península itálica y rodeada totalmente por Italia. La República de San Marino permanece desde el año 301 casi inmutable. El país nació ese año, fundado por el cantero cristiano Marinus. Esta pequeña república ha mantenido su independencia durante más de 1700 años.
Es el tercer país más pequeño del mundo, después del Vaticano y del principado de Mónaco, ya que solo abarca 62 km2. La frontera occidental del país está a solo 20 minutos en auto de la ciudad de Rímini, ubicada frente al mar Adriático.
En el centro del pequeño territorio se alza el monte Titano, con tres torres medievales, que coronan sus picos más altos: Cesta, Montale y Guaita. En las laderas occidentales del Titano está la ciudad amurallada de San Marino, capital de la República. El casco histórico, así como el propio Titano, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 2008.
