Se acabó el Mundial de Clubes para Lionel Messi pero el balance que se hace en Estados Unidos sobre la participación del Inter Miami en la competición organizada por la FIFA es más que favorable. Para decirlo más claro, histórica. Clasificó en un grupo complicadísimo, fue el único de la MLS que accedió a octavos (y que ganó un partido, también) y se despidió cayendo sin resistencia pero con orgullo frente al PSG, campeón de la Liga de Campeones de Europa y quizás el mejor equipo del mundo.
Las cuentas cierran por todos lados para la franquicia rosada pero también para el 10, que no tuvo una actuación descollante en los cuatro partidos pero que en uno de ellos sí fue determinante marcando un golazo que abrió la chance de avanzar de ronda. Fue la eliminación menos dolorosa de su carrera, llena de exigencia y casi siempre ganadora. El paso a paso de su torneo lo demuestra.
A saber: mostró rebeldía en el 0-0 contra el egipcio Al Ahly del debut; puso el 2-1 frente a Porto, en la primera victoria de un club de la Concacaf sobre otro de la UEFA; fue segunda guitarra de Luis Suárez en el 2-2 ante Palmeiras, y en el cierre mostró vergüenza deportiva, a sus 38 años, a pesar del dominio arrasador de Paris Saint-Germain en Atlanta.
La FIFA celebra que la estrella más grande de este Mundial de Clubes condujo al Inter hasta donde pudo: en Estados Unidos el fútbol es Messi, y Messi les cumplió. El límite eran estos cuartos de final que prometen ser una Champions con algún colado, como el Palmeiras, que se vio favorecido por enfrentar a su compatriota Botafogo, garantizando un brasileño en el top 8.
El Mundialito es ganancia para todos, como señaló Jorge Valdano conn tono crítico: los clubes y los jugadores ganan más dinero y el público tiene más y más partidos. Pero nadie se jugó tanto el pellejo como Messi, que se exponía a vivir un papelón en el patio de su casa. Es que nadie apostaba por su Inter, que se metió en el torneo gracias a una invitación que generó polémicas.
A propósito, ¿dónde están los odiadores que vaticinaban favoritismos para el astro argentino? Al Inter no sólo no lo ayudaron sino que sufrió dos penales en contra por VAR en los primeros dos partidos, y en el tercero Leo fue amonestado por una patada. Fue muy meritorio lo del conjunto de la MLS, aún con sus limitaciones, vale resaltarlo.
Messi cumplió dentro y fuera de la cancha, accediendo a los compromisos de marketing y televisivos dispuestos por la FIFA. Fue correcto en la victoria y también en la derrota, no puso excusas ni se vio envuelto en polémicas. Hasta se mostró con la camiseta del PSG junto a Ousmane Dembélé para bajarle la espuma a las críticas de los franceses, que no olvidan su paso por aquel país (y el Mundial de Qatar) ni siquiera después de una goleada.
Qué bueno volverte a ver Leo, el mejor de todos los tiempos… Ojalá sigas haciendo historia con el @InterMiamiCF como en este Mundial de Clubes pic.twitter.com/1pJ4gLKOXP
— Ousmane Dembélé (@dembouz) June 29, 2025
Los hinchas de Messi en tierra yanqui se dieron una panzada con la Pulga. Por el rosarino se cantó más que por el Inter Miami y que por cualquier europeo, y Leo devolvió tanto cariño con su carisma de siempre. La imagen más elocuente la dio una foto donde se ven a varias personas en una tribuna, todas con la camiseta número 10, ya sea de Barcelona, del Inter o de Argentina. Fueron a la cancha para hinchar por Messi. Si hasta una abuela yanqui le propuso matrimonio desde la platea, con un cartel, diciéndole en inglés que la edad “es sólo un número”, sacándole una sonrisa y un saludo a lo lejos.
Es el mejor video del día. pic.twitter.com/JAjJ2kSIKa
— Messias (@Messias30_) June 29, 2025
Pero este Mundial de Clubes de Messi en modo showman es también una buena noticia para Argentina y un mensaje para el mundo del fútbol. Al 10 se lo vio entero y encendido como para estirar un poquito más su leyenda hasta el año próximo, cuando se dispute el Mundial de selecciones, que se va a jugar en este mismo escenario. Con sus 38 años recién cumplidos, el hijo de Jorge y Celia corrió, peleó y jugó de igual a igual contra chicos a los que duplica en edad.
Porque Messi entiende todo y cada vez mejor, desde lo físico hasta lo táctico. Si ya no gana en velocidad, aprovecha su cuerpo. Si ya no gambetea, elige a quién y cuándo pasársela para armar una contra. Si el partido está chivo, inventa un foul y la pone en el ángulo.
Esta versión old style y cerebral del rosarino por supuesto que no alcanza para poner al Inter Miami a la altura de los cucos de la Champions. “Juega con estatuas”, dijo Zlatan Ibrahimovic, con exagerada crueldad. Pero parece hecha a la medida de la intensidad que propone la Scaloneta, donde Messi puede cambiar el cochecito que usa todos los días para subirse a un Fórmula 1.
Será crucial el ritmo con el que llegue y que su cuerpo no sufra algún contratiempo. También que Lionel Scaloni sepa cómo rodearlo y cuánto exigirlo, porque este Messi es como el viejo Frank Sinatra, que mechaba anécdotas entre canción y canción para darle descanso a su voz: necesita estar rodeado por una orquesta a su altura.
La agenda del 10 argentino sigue en la MLS, donde el Inter Miami continúa jugando una liga que no se detuvo ni con el Mundial de Clubes, incluso con partidos a la misma hora en ambas competiciones. Allí, junto a Javier Mascherano y compañía, buscará sacarse la espina de ser campeón tras la frustración del año pasado, cuando cayó eliminado en la primera ronda de los playoffs. La experiencia en este Mundialito que se terminó puede ser un gran envión para lo que viene.