El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en la Fundación Mediterránea afirmó que se vetará cualquier ley que apruebe fondos para las provincias, ajustes jubilatorios u otras que vulneren el equilibrio fiscal. Y resaltó los logros de LLA.
Pasó por alto la inmoralidad que significa un veto aplicado a causas justas y exageró una bonanza económica que no existe. Al asumir Javier Milei en diciembre de 2023 según el Indec la inflación interanual era del 289,4%, y en junio de 2025 bajó a 47,3%. Un logro libertario que suena a poco después de un año y medio de gestión. El ministro obvió aclarar que hasta hoy LLA no presentó un plan económico integral para impulsar un progreso que viene bastante atrasado. El déficit 0 se consiguió recortando gastos del Estado que afectaron directamente a la gente. Las cifras del informe de Ejecución Presupuestaria del Ministerio de Economía, comparando el primer cuatrimestre de 2025 con el del 2023 a pesos constantes muestra que los gastos se redujeron un 30,4% (40,741 contra 31,244 billones) solo por el recorte a las prestaciones de seguridad social y las transferencias al sector público, privado, provincia y universidades. En cambio los ingresos en pesos constantes solo aumentaron un 5% (34,455 contra 34,623 billones) porque los impuestos y aportes previsionales que marcan el ritmo de la economía se estancaron.
El Gobierno debería preocuparse si la gente no percibe una mejora después de tanto sacrificio, porque será casi una invitación para que vuelvan las promesas populistas de los amañados de siempre. Los K casi nos hacen caer al abismo así que bien haría el Presidente en cambiar su motosierra por hilo y aguja para confeccionar las políticas necesarias: paz, trabajo y progreso social.
Matías Aníbal Rossi [email protected]
El 24 de junio, mi hijo Enzo, un niño autista de 9 años, fue discriminado por el centro de rehabilitación Sukha, ubicado en City Bell, partido de La Plata. Lo hicieron sin conocerlo, sin verlo, sin evaluarlo. La condición fue tan cruel como explícita: “Solo lo evaluamos si viene bañado y cambiado”. Es que Enzo desarrolló a principios de este año una fobia severa a la higiene corporal, una manifestación reconocida dentro del espectro autista. Por indicación profesional, lo higienizamos con toallas húmedas, con todo el cuidado, el esfuerzo y el amor que una madre y un padre pueden dar. Y aunque lo explicamos con claridad pusieron énfasis en el “mal olor” de Enzo que “no sentíamos por estar acostumbrados”.
Intentamos entonces bañarlo. ¿El resultado? Un fuerte ataque de pánico. Decidimos ir a Sukha al día siguiente a reclamar por la discriminación y por no escuchar las consecuencias negativas de obligar a un niño autista a realizar un acto al cual le tiene fobia. Cuando mi esposa Wanda hizo el reclamo a la directora de Sukha, negaron los hechos discriminatorios y la llamaron mentirosa. Pero la verdad duele y se sostiene sola: nuestro hijo fue discriminado por una condición que forma parte de su diagnóstico. ¿Puede una institución que dice promover la inclusión infantil actuar con semejante deshumanización? ¿Cómo es posible que se excluya a un niño autista porque no cumple con un estándar de “presentación”, sin importar su realidad ni sus necesidades? Lo que exigimos es lo mínimo: respeto, formación y ética profesional, sensibilidad humana. Lo que recibimos fue todo lo contrario.
No escribo esta carta por revancha. La escribo para que ninguna otra familia sufra esta humillación. Para que la palabra inclusión deje de ser un discurso vacío. Y para que nunca más se rechace a un niño por no poder bañarse porque en su mente hay algo que se lo impide.
Roberto Anselmino DNI 14.905.156
Creo que la ex presidente tuvo la astucia de cometer todos los delitos por los que se la penó, pero nunca robó una gallina. Es por ello que puede hacer política como si nada, arengar desde el balcón, insultar a todo el mundo y protestar por cada limitación que se le impone por su condición de condenada. Si hubiera cometido el desliz de robar la gallina, hoy estaría presa en cárcel común, nadie escucharía su voz, saldría al patio una vez por día y recibiría visitas limitadas con horario, a las que se las controlaría minuciosamente antes de permitirles el ingreso.
Carlos Sala Spinelli [email protected]