Con la inserción de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana, la dependencia del celular crece de forma constante. Muchos adolescentes sienten ansiedad al no tener el teléfono y se relacionan con el mundo a través de las pantallas. En Turín, Italia, un adolescente terminó en urgencias por un cuadro severo de agitación psicomotora, luego de que le quitaran el celular.
La nomofobia es un patrón de comportamiento compulsivo y problemático vinculado al uso excesivo y descontrolado del teléfono móvil. Implica la necesidad constante de estar conectados y utilizar el celular sin medida, según lo define la Clínica López Ibor, especializada en salud mental en España.
Según Mariana García, médica psiquiatra de los Centros de Diagnóstico DIM, entre el 60 % y el 70 % de las personas de entre 18 y 35 años presenta algún síntoma de nomofobia.
Como se mencionó antes, el adolescente fue derivado al hospital San Luigi, en Orbassano, con síntomas similares a los de una persona en abstinencia de sustancias, pero provocados por la falta de su celular. Según el profesor Gianluca Rosso, médico cirujano, especialista en psiquiatría y docente en la Universidad de Turín, la situación no resultó sorprendente, ya que observa casos similares con frecuencia.
“El teléfono móvil es el dispositivo tecnológico por excelencia. En los últimos años, aumentó la preocupación por la nomofobia, que puede incluirse dentro de la lista de las fobias, aunque también puede pensarse como una adicción”, explicó García.
Según la Clínica López Ibor, algunos de los síntomas más comunes de la nomofobia son:
Rosso agregó: “El uso del smartphone genera un vínculo con el objeto muy parecido al que provocan otras sustancias de abuso, como el alcohol o el cigarrillo. Todas estimulan de forma constante el sistema dopaminérgico, al que el cerebro se acostumbra y, por eso, necesita ese estímulo con frecuencia”.
En el caso del adolescente italiano, lo trataron con ansiolíticos por vía intramuscular y endovenosa. Sin embargo, existen tratamientos para abordar esta adicción de forma sostenida.
Natalia Martorell Murtra, licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona, sostiene que el tratamiento puede incluir terapia cognitivo-conductual, que ayuda a identificar y modificar patrones de pensamiento y conducta. También se pueden aplicar técnicas de manejo del estrés y terapias grupales para brindar contención emocional.