Todos sabemos que debemos lavarnos los dientes varias veces al día, en especial después de cada comida. Sin embargo, por diversos motivos, como estar en la oficina o la universidad, entre muchos otros, descuidamos esa práctica. Además, existe algo de polémica sobre si hay que cepillarse antes o después del desayuno.
Existen muchos estudios sobre los hábitos de salud bucal, pero tal como reconoce la Biblioteca Nacional de Medicina, de Estados Unidos, no hay un consenso mundial sobre el tema. Quizá el método recomendado en Corea sea uno de los más prácticos.
La Asociación Dental Coreana aconseja seguir la regla del 3-3-3 que significa cepillarse los dientes tres veces al día, dentro de los tres minutos posteriores a cada comida, durante tres minutos.
Pero lavarse los dientes a la mañana plantea un pequeño dilema: ¿antes o después del desayuno? En este sentido, los expertos han encontrado algunas respuestas interesantes.
Un artículo del New York Times afirma que hay pocos estudios que respondan al interrogante. Los dentistas consultados por el diario hablan de ventajas y desventajas sobre el momento de cepillarse durante la mañana.
Al levantarse, la boca está llena de bacterias, porque durante la noche disminuye la acción de la saliva (esto se puede comprobar porque el mal aliento abunda al levantarse). Entonces, mucha gente desayuna alimentos con carbohidratos azucarados, como cereales, pan, medialunas, que sirven de alimento para las bacterias.
“Una boca llena de bacterias y un desayuno repleto de carbohidratos azucarados se traduce en que las condiciones sean perfectas para que las bacterias florezcan y se multipliquen. Cuando esto sucede, liberan ácidos que pueden desgastar el esmalte protector de los dientes, dejándolos más propensos a las caries. Cepillarse los dientes antes del desayuno elimina las bacterias y les niega la oportunidad de alimentarse de tu comida”, afirma el artículo del prestigioso diario norteamericano.
Otra razón para cepillarse antes del desayuno es impulsar la producción de saliva, una de las fuerzas más protectoras para los dientes.
“La saliva ayuda a fortalecer los dientes al depositar minerales que las bacterias podrían haberse comido durante la noche. También contiene bicarbonato, el cual ayuda a neutralizar la acidez en la boca. Como ventaja adicional, si el dentífrico contiene flúor, hará que los dientes sean más resistentes a las caries, fortalecerá el esmalte y neutralizará los ácidos”.
Existe otra razón más práctica. Al lavarse los dientes al levantarse, antes del desayuno, es probable que resulte difícil olvidarse de ello. Sobre todo, si luego del desayuno hay que abandonar con prisa el hogar para ir a trabajar o a estudiar, o llevar los niños al colegio.
Pero, como dijimos, también hay argumentos para lavarse los dientes después de desayunar. Como la mayoría no se cepilla bien los dientes, es probable que las bacterias permanezcan y hasta se multipliquen durante el desayuno y el resto del día.
Entonces, la mejor opción sería cepillarse después de comer, como aconsejan los dentistas coreanos. Además, el flúor del dentífrico funcionará mejor durante el día si no es desplazado al masticar alimentos justo después de cepillarse.
¿Pero qué tal si nos lavamos los dientes antes y después de desayunar? No parece una mala idea y ganamos todos en higiene bucal.