La especulación sobre el momento en que aparece la conciencia en los bebés -que implica reflexionar sobre la mente humana- siempre tuvo distintas teorías y enfoques, sin existir un claro consenso en la actualidad.
Una primera cuestión es precisar qué es la conciencia. En general, hace referencia a la capacidad de un individuo de darse cuenta de su propia existencia, de sus pensamientos y del entorno que lo rodea.
En un adulto, la conciencia implica saber quién es uno mismo, tener memoria autobiográfica y reflexionar sobre las propias experiencias. En el caso de los bebés, esa conciencia sería al inicio muy rudimentaria y se iría complejizando con el tiempo.
Durante el embarazo, el feto va desarrollando sus sentidos y responde a ciertos estímulos, como los sonidos o la luz. Incluso, hay estudios que muestran que los fetos pueden reconocer la voz de la madre o, incluso, habituarse a ciertos sonidos (latidos cardíacos maternos), pero la conciencia como tal, en el sentido pleno de la palabra, no se considera presente en esa etapa.
Es más bien un estado de percepción y de respuesta a estímulos que va sentando las bases para la conciencia, ya que su desarrollo requiere la integración de las redes tálamo-corticales maduras que se logran recién al final del embarazo.
El recién nacido ya muestra signos de conciencia primaria: responde a estímulos, distingue rostros y reconoce la voz materna. Se considera que posee una conciencia mínima en el sentido de que siente dolor, hambre, malestar y placer.
A los pocos meses ya puede reconocer a sus cuidadores, diferenciar entre él mismo y el entorno y alrededor de los 12 meses muchos bebés ya tienen noción de que son individuos separados de los otros.
Entre los 18 y 24 meses suelen reconocerse en el espejo, lo que indica que no solo sienten, sino que saben que son ellos los que sienten. Con el desarrollo del lenguaje y de la memoria, esa conciencia se vuelve más evidente y sofisticada.
Existen diferentes respuestas sobre cuándo aparece la conciencia, en un abanico que abarca a quienes postulan que la conciencia podría estar presente desde las 24 a 26 semanas del embarazo -coincidiría con el establecimiento del inicio de la conectividad talamocortical-, hasta otros que afirman que es poco probable que la conciencia esté presente de forma significativa antes del primer año de vida.
Comprender cuándo y cómo surge la conciencia tiene importancia, no solo para disipar dudas sobre los mecanismos que subyacen en ella sino por tener importantes implicaciones clínicas, éticas y legales.
Hasta la década de 1980 era común que los bebés fueran sometidos a cirugía sin darles anestesia dado que se aceptaba, precisamente, que no tenían conciencia.
Recién en 1987 se publicó un artículo en The New England Journal of Medicine que documentaba cómo los bebés sometidos a cirugía cardíaca con analgésicos (y no con anestesia) tenían menos complicaciones, menos mortalidad y mejores recuperaciones.
Respecto a las cuestiones éticas-legales, adquiere importancia en el tema del aborto.
La conciencia es un proceso de desarrollo gradual que surge de la actividad coordinada de áreas cerebrales que integran información sensorial, memoria y lenguaje y que generan la experiencia subjetiva de “estar despierto y ser uno mismo”.