Este viernes 25 de julio San Pedro celebra 118 años desde que fue declarada ciudad mediante la ley provincial 3.040 sancionada en 1907. Como cada año, en La Opinión Semanario nos sumamos a la conmemoración con una edición especial que rescata parte de la historia que nos constituye como comunidad.
Como es tradición, comercios, instituciones y empresas sampedrinas decidieron acompañar esta fecha con sus saludos, publicados en nuestras redes sociales, sitio web y transmisiones especiales. A todos ellos, gracias por decir presente y por seguir eligiendo a La Opinión como canal para compartir ese orgullo de ser parte de esta ciudad.
Pero esta edición especial tiene, además, un valor particular para nosotros.
Queremos dedicar un párrafo muy especial para agradecerles también a todos aquellos que siempre confiaron en Marcelo Acosta, nuestro compañero, vendedor e integrante entrañable de la familia de La Opinión.
Muchos de estos avisos, estos saludos que compartimos hoy con la comunidad, fueron los últimos que el vendió antes de su partida. Y eso, para todos los que hacemos este medio, tiene un valor incalculable.
Marcelo fue parte de cada aniversario de la ciudad desde que empezamos con esta tradición y su forma de entender el trabajo, su calidez como persona, seguirán presentes en cada nota, en cada posteo, en cada pedazo de esta historia colectiva que construimos cada día.
En nuestra web vas a encontrar una serie de artículos que exploran los diferentes momentos fundacionales de San Pedro: desde los primeros títulos de propiedad otorgados por la Corona española en el siglo XVII, hasta la radicación de la primera colonia escocesa en el país, que tuvo a nuestra ciudad como uno de sus destinos principales. También repasamos el proceso que nos llevó a obtener el estatus de ciudad y celebramos los 120 años de la fuente de la plaza Constitución, emblema de nuestro patrimonio urbano.
Gracias por seguir acompañándonos. Gracias por formar parte de este San Pedro que cambia mucho o poco, bien o mal, pero siempre se recuerda a sí mismo, sin olvidar sus raíces ni a quienes lo hicieron posible.
















