El arzobispo de Varsovia, en Polonia, solicitó al Vaticano que expulse del sacerdocio a un sacerdote acusado de matar a un hombre sin hogar de 68 años, quien fue golpeado en la cabeza con un hacha y quemado el 24 de julio.
Identificado como Mirosław M., debido a la Ley de Privacidad polaca, el sacerdote de 60 años viajaba en su auto con Anatol Cz., un hombre indigente que tenía a su cargo y con quien discutió por un problema por su alojamiento.
De acuerdo con un comunicado la fiscalía de Radom, recogido por Polska Agenja Prasowa —la agencia de noticias polaca—, el sacerdote golpeó a la víctima varias veces en la cabeza con un hacha, antes de rociarlo con líquido inflamable y prenderlo fuego.
Luego, huyó de la escena en su auto, según un ciclista que transitaba por ruta en el condado de Grojec y vio al hombre en llamas. El testigo alertó a las autoridades. La víctima, envuelta en llamas, todavía estaba viva cuando llegaron, pero murió en el lugar.
“Una autopsia mostró que la víctima sufrió quemaduras que cubrían el 80 por ciento de su cuerpo y lesiones en la cabeza causadas por un objeto pesado de bordes afilados. La víctima murió como resultado de las quemaduras y lesiones en la cabeza”, indicó el vocero de la fiscalía, Aneta Góźdź.
La policía rastreó el vehículo del sacerdote hasta una parroquia en el pueblo de Przypk, donde Mirosław M. confesó el crimen y proporcionó los detalles de las circunstancias en que ocurrió el hecho.
Contó que él y la víctima, con quien era amigo desde hace 20 años, condujeron juntos a Lasopole. Mientras estaban en el camino, discutieron por su alojamiento, que fue cuando la víctima supuestamente exigió que el sacerdote le proporcionara un lugar para quedarse.
“Los dos hombres estaban obligados por un acuerdo de donación, en virtud del cual Mirosław M. se comprometía a brindar asistencia y atención de por vida a la víctima”, agregó el portavoz.
Tras un pedido del Tribunal de Distrito de Grójec, el sacerdote se encuentra en prisión preventiva, y compadecerá ante la justicia en tres meses bajo el cargo de especial crueldad. La pena puede ser de 15 años hasta prisión perpetua.
El arzobispo de Varsovia, Adrian Galbas, solicitó a la Santa Sede que destituya al sacerdote del sacerdocio, la pena más alta en derecho canónico para un clérigo.
“Hoy no tengo para ustedes palabras de consuelo, y mucho menos de explicación o justificación. Estoy abatido y destrozado por la noticia de que uno de mis sacerdotes asesinó brutalmente a un hombre —pobre y sin techo—. No tengo respuesta para ninguna pregunta que empiece con la palabra: ‘¿por qué?’”, expresó Galbas en un comunicado compartido en su cuenta de X.
El arzobispo pidió oraciones por la víctima y sus familiares, e indicó que la Arquidiócesis de Varsovia colaborará “plenamente con las autoridades para esclarecer todas las circunstancias de este crimen”. “También se llevarán a cabo todos los procedimientos canónicos necesarios”, agregó.
“Como obispo de la Iglesia en Varsovia me siento moralmente responsable de todo lo que ocurre en esta Iglesia —tanto lo bueno como lo malo—. También por este crimen atroz. Les pido perdón”, sostuvo.