El reporte de una ciudadana en el que consultaba qué se puede hacer con las naranjas amargas tiradas en las veredas y calles encendió el debate en las redes sociales.
“Hace años la Municipalidad las juntaba y las llevaba a Arcor para dulce, pero eran otros tiempos y otra gente”, recordó Marta, mientras que María Eva destacó: “El dulce más rico lo hacían en la escuela Especial”.
Graciela coincidió: “Hay que llevarlas a la escuela Especial, hacen un dulce riquísimo” y Olga propuso: “Que las donen a la 502 para que puedan hacer dulce y vender”.
“Las plantaba la Municipalidad y después las donaba a los chicos hacían dulces riquísimos”, recordó Silvia, mientras que Vilma y Matilde también sugirieron donarlas o llevarlas a las escuelas.
“La verdad, hace un dulce y vendelo”, aconsejó Mary y Pablo sumó: “¿Querés hacer unos pesos? Hacé dulce y vendelo al turista, es un producto típico de la ciudad”.
Martín fue más allá: “Hay que agregar valor como hacían nuestros abuelos. El dulce de naranja amarga es excelente. Con 400 gramos de azúcar por kilo ya tenés”.
Para Carito, la idea es clara: “Habría que armar una cooperativa para que la gente sin trabajo haga dulces. No es tan difícil”. Y Marcelo agregó: “Son ideales para cosmética, por ser orgánicas”.
“¡Un buen dulce y listo!”, resumieron Graciela y Elisa.
“Antes de sacar fotos, juntalas”, le sugirió Laura a quien publicó el tema. Mirta opinó: “Si tanto molesta, agarralas y tiralas a la basura”.
Jerónimo fue tajante: “¡Tirarlas! No creo que nadie quiera hacer nada” y Nancy sumó: “Que las junten los municipales y las tiren, de paso limpian las veredas”.
Claudia coincidió: “Si no las vas a usar, ponelas en una bolsa y al basurero”.
Otros, como Martín y Yuli, lo tomaron con humor: “¡Guerra de naranjas!” y “¡Hacé una guerra con los vecinos!”. Capu aportó: “¡Hacé jugo!” y Susana advirtió: “Ese jugo saca el óxido de las herramientas”.
“Los árboles tienen 50 años, no descubriste América”, lanzó Seba, mientras que Ramón cerró: “Todos los años lo mismo. Si te molesta, llevátelas a tu casa”.
María dijo: “¡Dulce! Y que los que cobran planes hagan dulce y lo repartan a la gente que lo necesita. ¡No hay que tirar nada!”
“Patrimonio Verde está trabajando en el tema. Las plantas fueron plantadas hace años con fines estéticos. Que cada familia se lleve unas naranjas y haga dulce o cascaritas”, explicó Matilde.
Mariu recordó: “Cuando vivía en calle Salta. Los turistas llenaban las bolsas hasta que me daba pena y les avisaba que eran amargas. Algunos me creían, otros se las llevaban igual. ¡Algunos se habrán acordado de mí!”
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