Es sabido que mantener un peso saludable es importantísimo para la salud en general. También es sabido que la grasa abdominal es particularmente perjudicial. Ahora, un nuevo estudio va más allá y establece una correlación con un aspecto muy importante para adultos mayores, ya que afecta directamente la autonomía. Hablamos de la fuerza y la movilidad.
Los hallazgos de este estudio, publicado recientemente en la revista Aging, resaltan cómo la grasa abdominal, ya asociada a graves riesgos como enfermedades cardíacas y diabetes, también puede afectar la movilidad y la independencia a medida que las personas envejecen.
La grasa abdominal es la grasa más peligrosa, detallan desde Mayo Clinic. “El problema es que no se limita a la capa de relleno justo por debajo de la piel. Esto se conoce como grasa subcutánea. La grasa abdominal también incluye grasa visceral, que se encuentra en la profundidad del interior del abdomen y rodea los órganos internos”, describen.
Y añaden que independientemente del peso total de una persona, tener un gran porcentaje de grasa abdominal aumenta el riesgo de presión arterial alta, cantidad poco saludable de grasa en la sangre, apnea del sueño, enfermedades cardíacas, nivel elevado de glucosa sanguínea y diabetes, determinados tipos de cáncer, accidente cerebrovascular, hígado graso y muerte prematura por cualquier causa.
Ahora bien, más allá de estas cuestiones, el nuevo estudio indaga en otra de las consecuencias: la capacidad funcional.
“Los hallazgos de este estudio tienen implicancias prácticas para las personas que desean mejorar su rendimiento físico y su salud general” señalan en el trabajo titulado “Impacto de las proporciones cintura-cadera y cintura-altura en el rendimiento físico: perspectivas del proyecto Longevity Check-up 8+ ”.
Allí se halló que los adultos con mayores proporciones cintura-cadera y cintura-altura tienden a tener un rendimiento físico más bajo.
Estas medidas de la forma del cuerpo surgieron como herramientas importantes para evaluar la fuerza y la movilidad, esenciales para mantener la independencia a medida que pasan los años.
El análisis incluyó datos de más de 10.000 adultos italianos de entre 18 y 98 años que participaron en el proyecto Longevity Check-up 8+, una iniciativa nacional de salud destinada a promover estilos de vida saludables y concienciar sobre los riesgos cardiovasculares.
Los investigadores midieron los índices cintura-cadera (ICC) y cintura-talla (ICT) de los participantes y evaluaron su función física mediante la prueba de bipedestación en silla de cinco repeticiones, una evaluación estándar de la fuerza y la movilidad del tren inferior que consiste en medir el tiempo que una persona tarda en pararse.
“Entre 10.690 participantes, de una edad media de 57 años, los hombres mostraron una ICC y una mayor prevalencia de valores anormales”, apuntan.
Los resultados mostraron que las personas con índices cintura-cadera y cintura-estatura más altos tardaron más en completar la prueba, lo que refleja una función física reducida. Incluso después de ajustar factores de estilo de vida como la dieta, los hábitos de ejercicio y la salud cardiovascular, estos índices permanecieron fuertemente vinculados a un rendimiento inferior.
“La acumulación de grasa visceral alrededor de órganos vitales puede perjudicar la función cardiovascular y la salud metabólica, lo que conlleva una disminución de la resistencia y la capacidad aeróbica. Esto puede contribuir aún más a la reducción del rendimiento físico en tareas que requieren un esfuerzo sostenido,”, allí se señala.
Y añaden que el índice cintura-estatura, en particular, demostró ser un predictor más eficaz de la capacidad física en diferentes grupos de edad y género.
El monitoreo de las medidas de cintura podría ayudar a identificar a las personas en riesgo de deterioro funcional, ofreciendo una herramienta sencilla para apoyar la salud pública en poblaciones envejecidas.
El índice cintura-estatura es especialmente valioso por su simplicidad y practicidad. Al requerir únicamente las medidas de cintura y estatura, puede usarse fácilmente en entornos clínicos y programas de salud comunitarios para detectar posibles problemas de movilidad, dicen.
“Fomentar cinturas saludables mediante dietas equilibradas y ejercicio regular podría ayudar a preservar el rendimiento físico y retrasar el deterioro relacionado con la edad”, sostienen.
Estos hallazgos podrían orientar futuras estrategias de prevención. Al identificar a las personas con mayor riesgo, los profesionales de la salud pueden implementar intervenciones específicas para apoyar la salud y la independencia a largo plazo.
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