José y Gabriella son una pareja de argentinos que desde hace años estaban casados y buscaban agrandar su familia; pero, por distintos motivos lo postergaron. Su forma de ver la vida cambió durante un viaje que hicieron a África, el cual les despertó nuevamente el deseo de ser padres. Sin hablarlo previamente, los dos sintieron que querían convertirse en papás a través de una adopción internacional.
Luego de investigar mucho y cruzarse con una persona que ya había adoptado a una niña en Haití, decidieron emprender ese camino. Lo hicieron con el corazón, y gracias al trabajo de un orfanato y una ONG llamada HiHaiti de Puerto Príncipe. Sin embargo, cuando empezaron no se imaginaban todo lo que iban a tener que atravesar para consolidar la soñada familia que hoy tienen. Fue una verdadera odisea.

Viajaron en helicóptero a la capital de un país que, como dijo la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tiene un Estado al borde del colapso debido a la violencia de grupos armados. El descenso se dio en un campo de golf al que solo acceden los diplomáticos. ¿El motivo? Los disparos de las pandillas que invaden la ciudad y ya se cobraron miles de vidas no alcanzan esa altura. De otra forma, hubieran corrido mucho más riesgo.
Según datos de la ONU, solo en lo que va de 2025 hubo en Haití más de 4000 asesinatos, incluidos al menos 465 menores y mujeres, lo que representa un aumento del 24% respecto al año anterior. Esto explica también por qué no hay adopciones internas.

Para dar a conocer una realidad de la que pocos son conscientes, la sobrina de José y Gabriella comenzó a editar videos que daban cuenta su experiencia y los publicó en el perfil de TikTok @zacybibi_. La historia de adopción de Zac y Bibi (5 y 7 años) se viralizó rápidamente y los posteos se llenaron de miles de ‘Me gusta’ y cientos de comentarios.
Sin dudas, esta historia de amor incondicional en medio de la violencia, el miedo y la incertidumbre llegó al corazón de la gente. Por tal motivo, la pareja de argentinos dialogó con LA NACION y contó más detalles de su estremecedor camino y del final feliz que hoy disfrutan.
-¿Cómo surgió la idea de adoptar?
José: La verdad es que nosotros veníamos postergando la idea de ser padres por distintos motivos, excusas y demás. Cuando viajamos a África, nos cambió la cabeza por completo. Fue un viaje bastante movilizante. Al poco tiempo de venir, empezamos a ver si era posible adoptar… A los dos nos surgió la idea. Era lo que queríamos hacer.
Gabriella: Más que una idea fue un sentir, lo sentimos así.
-¿Y a partir de ese momento se pusieron a investigar para ver si era posible adoptar?
Gabriella: Sí. Todo eso llevó un tiempo, casi un año. Tuvimos entrevistas con algunos abogados y demás profesionales que se dedican a las adopciones allá, pero era muy complicado. Nos pareció en su momento que no había experiencia previa y como que éramos “conejillos de India”. Nos habían dicho que teníamos que irnos a vivir al menos por tres meses de repente al Congo, que es un país muy difícil para estar. El tiempo fue pasando y por casualidad surgió la idea de adoptar en Haití. Nos cruzamos con alguien que ya tenía experiencia porque había adoptado allá. Y fue por eso que nos encaminamos.
-¿Ustedes habían pensado en adoptar acá en Argentina o surgió el sentimiento de hacerlo allá?
José: Lo nuestro fue una decisión. Todo lo que vivimos y lo que vimos allá, fue lo que nos hizo decidirnos a adoptar. Hay una realidad muy dura… Por ejemplo, en Haití hay muchos nenes y los que están dentro del sistema de adopción, que pueden entrar en un orfanato, son los que más suerte tienen. Porque la mayoría de los nenes que no entran al sistema… las familias los dan a una especie de esclavitud a otras para que tengan un plato de comida por día. Hay una pobreza tan generalizada y tan grande que no hay adopciones internas. Entonces, si no hay extranjeros que adopten a nenes de estos países, no tienen otra salida.
-¿Y qué pasa con esos niños si no son adoptados?
Gabriella: Y es tristísimo ver porque cuando van creciendo, ya a los 8 o 10 años, muy pocos son los que los adoptan. Y si tienen suerte de que el orfanato los puede mantener hasta los 18 años, salen a la calle sin una familia, sin ninguna contención, en un país que está completamente devastado y complicado. Es terrible y todo eso que nos hizo decidirnos.
-¿Cómo fue el viaje en helicóptero hasta llegar al orfanato?
Gabriella: Fue muy intenso lo del helicóptero. Poner un pie en Haití ya es extremo. Nos interiorizamos del peligro al que nos íbamos a exponer. Dejamos acá en Argentina todo organizado como si no volviéramos. Dejamos hasta mails en la carpeta de salida con fechas posteriores a nuestro regreso, por si no volvíamos. Ninguna compañía aérea ni ningún vuelo privado quiere volar al aeropuerto de Puerto Príncipe porque los tirotean. El helicóptero pudo aterrizar en el único campo de golf que hay allá que es para diplomáticos. Además, aterriza ahí porque supuestamente las balas no llegan a esa altura.
-¿Qué sintieron cuando se subieron?
Gabriella: Era una mezcla de adrenalina y emoción por ir a buscar a nuestros hijos. Tenías que tener coraje para llegar. En momentos tenía un miedo fatal por los secuestros.
José: Allá las bandas se financian secuestrando gente y no hay casi extranjeros. Entonces, sos el principal candidato. Y no sabés quién te puede marcar o quién no. Nosotros nos movíamos en una camioneta polarizada, escondidos directamente para que no se viera desde afuera.
-Convivían con miedo todo el tiempo…
Gabriela: Sí, desde que pusimos un pie en el aeropuerto hasta dormir a la noche en los hoteles era un miedo constante. Yo pensaba: “Dios nos va a proteger”.
-El deseo de ir a buscarlos era mucho más grande…
José: Claro, nosotros ya teníamos la conexión con los nenes. No había otra opción que ir por nuestros hijos. Estuvimos un año y medio con videollamadas y formamos un vínculo que fue más fuerte que el miedo que teníamos en ese momento.
-¿Qué les pasó cuando llegaron al orfanato, entraron y los vieron? ¿Cómo fue ese momento?
Gabriella: Primero nos iban a traer a los nenes a la embajada por un tema de seguridad y para hacer el pasaporte argentino. Pero preguntamos si podíamos ir al orfanato porque para nosotros era un momento muy especial. Y así fue. Yo estaba en shock y estaba siempre atrás de José.
José: No sabíamos cómo iban a reaccionar ellos y obviamente pensamos mil veces cómo iba a ser ese momento. Cuando estaba ahí pensé: “Los voy a dejar y le voy a dar espacio a ver si ellos se acercan”. Pero después salió lo que salió.

-Fueron corriendo a abrazarlos…
José: Así fue. No quise llorar porque no quería que lo primero que vieran de mí fuera que estaba llorando. No quería que piensen que algo no me gustaba o que estaba triste, era de alegría.
Gabriella: Fue una locura cómo lo abrazaron a José.

-Y al ver a los otros niños, ¿qué les pasó por la cabeza?
José: Haití es una montaña rusa de emociones continuas. En el orfanato vivís cosas impensadas. Todos los nenes te vienen a pedir que los alces y te regalan dibujos… quieren que los adoptes. Te abrazan todos.
Gabriella: Me acuerdo de que había dos hermanas divinas, una que tenía 10 y la otra 12. Me abrazaban y yo no entendía lo que me decían. Y la traductora me dijo, “Te están pidiendo que te las lleves”. Querían ser nuestra familia -dice con la voz quebrada-. Desde que puse un pie en Puerto Príncipe hasta que salí estuve totalmente en shock.
-¿Cuánto dura, en general, el trámite de adopción y cuánto se demoró en su caso por la pandemia?
Gabriella: El tiempo estimado es tres años y medio. En nuestro caso fueron cinco años y medio. Estuvimos casi cuatro sin saber quiénes eran y después, el último año y medio comenzamos con videollamadas.
-¿Cómo es ser padres de Zac y Bibi?
José: Aprendimos todo de golpe y es un poco de todo poner límites, enseñanzas. Los nenes son increíbles, no se puede creer.
Gabriella: Sí, son increíbles. El problema somos nosotros que estamos aprendiendo a ser padres. Ellos son dos genios. Hace seis meses que estamos juntos y los cuatro nos estamos adaptando a nuestra nueva vida.

-¿Por qué decidieron contarlo?
José: Esto surgió un poco porque mi sobrina empezó a subir algunos TikTok de ellos y mucha gente se empezó a interesar y a preguntar cómo era el tema de la adopción allá. Por eso decidimos contar nuestra historia.

Gabriella: Contamos la historia para que muchas más personas se animen a adoptar. Hay una necesidad extrema, estaría bueno que lo hagan.