“Cómo no recordar al Negro Giménez”, escribió Liliana en Sin Galera, tras la nota publicada en La Opinión a 35 años de su fallecimiento.
“Qué persona maravillosa”, sostuvo Adriana; “Gran tipo por sobre todo”, indicó Gustavo; “Un grande el Negro”, expresó Susana.
El recuerdo de Héctor Giménez está latente para varias generaciones, recordado por canillita, maestro de cientos que aprendieron a nadar con él en el Club Náutico o, simplemente, por tratarse de un personaje pueblerino, a quien todos respetaban
“Qué bueno recordarlo. Un orgullo sampedrino. En un diario, creo que La Razón, un hicieron una pequeña mención sobre él y lo llamaron ‘El negro de oro’. Hacían referencia a los miles de niños que enseñó a nadar. Si la memoria no me falla, calculaban unos 5.000 aproximadamente. Una gloria”, contó Soraya.
También Gustavo manifestó que se trató de una linda evocación. “Me acuerdo cuando pasaba la tarde en la terraza del Club Náutico tomando mates, y lo mejor cuando dejaba la pila de diarios con una lata de leche nido. La gente sacaba el diario y ponía la plata en la lata. Déjala ahora… jaja”.
Por su parte Hugo también dejó una anécdota: “En el 71 yo tenía 16 años. Estuve internado dos meses por un accidente en la Clínica Belgrano, frente a la plaza, y el Negro pasaba todas las mañanas por la habitación con los diarios y revistas. Siempre me decía algo para hacerme reír. Le compraba la revista Goles en ese momento”.
También estuvieron quienes contaron su manera particular de enseñar natación. “Te agitaba los brazos como lo harías nadando por 2 minutos, y después te tiraba al agua. Salías nadando naturalmente. Inolvidable. De otro planeta”, dijo Manuel.
El Negro Giménez murió el 24 de julio de 1990. Y aún hay quienes lo extrañan, como Gerardo: “Un abrazo al cielo Negro. Se te extraña. Gracias por lo que diste, un aprendizaje de amor… Dios te bendiga. Allá nadie muere”.
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