En un momento de plena reconfiguración de la Argentina, las empresas se preguntan cómo adaptarse al nuevo contexto para lograr eficiencia y, al mismo tiempo, poder generar valor. En ese contexto, Mariana Camino, presidente y CEO de ABECEB, brindó un diagnóstico de la situación actual del país y compartió algunos puntos clave para enfrentar “la Argentina que viene”, en el sexto capítulo de Empresas en Acción, organizado por LA NACION.
“Tenemos que pensar que, más allá de que estamos atravesando momentos de volatilidad o shocks, que son transitorios, la Argentina está mostrando solidez y es el momento para pensar en el mediano plazo. El país está dejando atrás una agenda de emergencia, para pasar a una más económica, de desarrollo y crecimiento”, puntualizó Camino, y detalló que el país se encuentra frente a una macroeconomía más ordenada, estable e integrada al mundo.
¿Qué tiene que pasar para que esta transición ocurra en el mediano plazo, con un resultado efectivo? La CEO de ABECEB detalló que hace falta lograr que el proceso de desinflación sea exitoso y converja en menos de 1%. También avanzar en que el tipo de cambio encuentre un valor que sea competitivo para la economía argentina. Aludió a la importancia de que el país cuente con suficientes reservas para sostener este crecimiento y a la necesidad de que vuelva el crédito a la economía. Por último, que el riesgo país, “que es una variable indicativa de que las cosas van mejorando y que la confianza va operando en la economía, pueda reflejar esta buena transición”.
“Todo esto está en el marco de un proceso que nos va a generar un puente hacia un nuevo equilibrio, que tiene que ser sólido, realista y operativo”, continuó la especialista y describió los pilares que visualiza para lograr esta transición a la nueva Argentina de mediano plazo: una narrativa reformista dominante, vinculada a la necesidad de avanzar en reformas para que el régimen económico cambie de fundamento; superávit fiscal innegociable, y una economía integrada al mundo.
En primer lugar, habló de la estabilidad macroeconómica como el punto de partida para que se dé este cambio: “Hoy se la ve en el superávit financiero, que ya es positivo y se proyecta que continúe así el año que viene. Y también, como dijimos antes, la relevancia de que el proceso de inflación tienda a la baja y se consolide más cercana a la inflación internacional”. En relación a la variable cambiaria, destacó que hay una acumulación importante de reservas internacionales y que en relación al tipo de cambio flotante, “habrá que ver cuál es ese valor que nos permitirá avanzar hacia una agenda más acorde al crecimiento”.
Otro pilar que resaltó como esencial es el respaldo social con que cuentan estas políticas: “Los jóvenes, los emprendedores, la clase media de centros urbanos, están apoyando el modelo y es interesante ver que el 80% cree que el Estado ‘gasta demasiado’, el 64% está de acuerdo con una economía de mercado, el 60% está avalando las reformas del Gobierno, incluso si impactan en su bolsillo, el 52% se define como ‘pro mercado’, algo que es una novedad, mayoría por primera vez en 25 años, y el 45% de los jóvenes está valorando la meritocracia”.
Por último, destacó que el mundo está reconfigurando su orden y ve en la Argentina una posibilidad de oferta, “de recursos que son atractivos y necesarios para apuntalar este mundo que viene, que van desde la energía, la minería, los alimentos, el talento digital y el hecho de que es en una zona lejos del conflicto”. En ese sentido, brindó números sobre la demanda que podría ayudar a que la Argentina se inserte con una oferta competitiva en esa dinámica global: “Se espera que aumente la demanda de alimentos para el 2050 en un 60%; también que se multiplique la capacidad de energía nuclear a 2050. Se estima que más del 60% del parque automotor mundial en 2040 será electrificado (hoy está en torno al 10%). También que en 2040 se multiplicará entre 4 y 7 veces la demanda global de minerales, litio, cobre, níquel y grafito”. Por último, mencionó que para 2030 la brecha entre la demanda y la oferta de trabajadores digitales será de 85 millones.
¿Cuál es el desafío para dar el salto?
En ese contexto, Camino explicó que el desafío está en poder dar un salto exportador en la próxima década, que “según nuestras estimaciones, puede aportar US$128.000 millones, ya no solo provenientes del agro, sino sumando oil & gas, lo relacionado con la minería y lo que tiene que ver con la transición digital”.
Esa Argentina dinámica y exportadora, que tiene proyección en economías o ecosistemas globales de valor, se acompaña con otra Argentina que también hay que trabajar. “Tiene que ver con esta necesidad de reconvertir las industrias, los comercios y servicios que hoy tienen una dinámica comercial un poco menos competitiva”, aseguró Camino y agregó: “Hoy el 90% de las compañías que conforman la industria son pymes y es muy relevante que avancen rápido en esa transformación, buscando competitividad. Por su parte, los servicios tienen que incorporar tecnología y el comercio se encuentra muy desafiado, sobre todo por la omnicanalidad. Necesitan avanzar a una agenda de competitividad y transformación, si queremos que todo esto converja en una Argentina de mayor crecimiento”.
En ese contexto, enumeró los indicadores que tienen que observar las empresas, que van desde cómo se comporta en el corto plazo el riesgo país, cómo el Gobierno se hace de una oferta de dólares y financiamiento, y cómo avanza el proceso de acumulación de reservas. Y, finalmente, aludió a la política y al empleo, esta última como la variable que será más relevante para todo el dinamismo de la actividad económica.
Para concluir, aludió a algunos insights estratégicos que las empresas tienen que tener sobre la mesa para pensar cualquier estrategia de negocios: “Hay que mirar la geopolítica para entender qué de esa nueva conformación del mundo tenemos que tomar y cómo nos posicionamos en un mundo donde las cadenas de valor se acortan, donde la incertidumbre hay que gestionarla”.
Nuevamente, hizo referencia a la micro: “Avanzar en la concepción de ‘los dinámicos lideran y mejoran el encadenamiento de otras actividades’, al interior del país y también al AMBA, pero también ocuparnos de la agenda de transición hacia ganancias de competitividad. Y también mirar que van a emerger nuevos negocios, sobre todo atravesados por la tecnología, que es el principal habilitador de transformación y disrupción”.