Por Ramiro Martínez, experto en Seguridad Ciudadana, Privada y Corporativa.
Al escuchar los discursos políticos sobre seguridad, especialmente en tiempos electorales, surge la pregunta: ¿en qué datos, índices o estadísticas reales se basan estas propuestas?
La seguridad no se mejora sólo con sentido común ni con la idea de más patrulleros, más policías o penas más duras. Las malas decisiones, basadas en discursos sin evidencia, incrementan los delitos y generan mayor sensación de inseguridad.
Haciendo una comparación, imaginen una visita al médico: si el profesional no realiza estudios ni consultas específicas y receta tratamientos sin información, rápidamente percibimos su falta de profesionalismo y seriedad. Lo mismo ocurre con la seguridad: sin un diagnóstico preciso, cualquier acción corre el riesgo de ser ineficaz.
La importancia del diagnóstico profesional
Toda estrategia de seguridad debe comenzar con un diagnóstico inicial, que contemple:
*Datos y estadísticas disponibles: delitos denunciados, zonas y horarios de mayor incidencia, tipos de delitos.
*Análisis institucional: capacidades de la policía, fuerzas de seguridad, recursos de prevención existentes.
*Análisis ambiental y territorial: características del entorno, puntos vulnerables, infraestructura urbana y barrios específicos.
Con esta información, podemos definir nuestro escenario ideal: ¿qué queremos lograr y cómo mediremos los resultados? Sólo así podremos planificar políticas públicas efectivas, tanto a nivel ciudad como en barrios particulares.
La planificación de políticas efectivas
Las políticas de seguridad requieren trabajo constante, profesional y coordinado. Para que perduren más allá de gobiernos o períodos electorales, se necesita:
*Participación de instituciones públicas y privadas.
*Coordinación con fuerzas de seguridad y autoridades locales.
*Coordinación con fiscalías para seguimiento de causas y estadísticas de delitos.
*Conformación de una mesa multisectorial, incluyendo Educación, Salud, Desarrollo Social, Deportes y Obras Públicas, para abordar la seguridad de manera integral.
*Involucramiento de la comunidad y la oposición política, buscando acuerdos que trasciendan los períodos electorales.
El objetivo es generar estrategias sostenibles, basadas en evidencia, que realmente mitiguen la inseguridad y no sólo prometan soluciones temporales.
El rol del ciudadano: denunciar
Un paso clave que muchas veces se descuida es la participación ciudadana mediante la denuncia.
Muchos vecinos, por falta de tiempo, desconfianza o descreimiento, dejan de denunciar, alimentando la cifra negra del delito. Lo que no se denuncia no se mide y sin medición no se pueden planificar acciones eficaces.
Cumplir con nuestra obligación de denunciar fortalece los pedidos de seguridad y aporta información crucial para decisiones fundamentadas. Cada denuncia es un aporte concreto para mejorar la seguridad del barrio y la ciudad.
Conclusión
La seguridad es responsabilidad de todos: autoridades, instituciones y vecinos. Las soluciones requieren datos, análisis profesional y participación ciudadana activa.
Denunciar, informarse y colaborar con políticas planificadas permite reducir la inseguridad de manera real y sostenible, más allá de discursos y promesas electorales.
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