De Argentina éramos cuatro y ahora sólo queda uno: yo.
¿Qué fue lo más loco que viviste en India?
Un día dije ‘bueno: me doy una ducha de agua congelada, salgo y voy a jugar’. Entonces voy, enciendo la ducha y después de ahí no me acuerdo más de nada…
Cristian Damián Pérez Roa tiene 29 años. Jugó al fútbol en Alvarado, Atlas, Claypole y Fénix, entre otros clubes del ascenso, antes de convertirse en el único futbolista del Dempo SC, un club de la ciudad de Goa que forma parte de la I-League, la segunda categoría del fútbol local.
Del ascenso a la I-League
Pérez es enganche, pero usa la 8. Es titular indiscutido. Tiene la mitad de goles y asistencias que partidos jugados, un promedio espectacular.

Estaba acá en la B, en Fénix, y un día vino gente de la India a buscar jugadores. Cuando me vieron dijeron: ‘Es él’.
Que agentes de todo el mundo ojeen jugadores del ascenso del fútbol argentino es más común de lo que se cree. En el caso de los indios que ficharon a Damián, fue un grupo que en ese momento “pegó onda” con otros clubes para hacer convenios.
Primero lo pensé un poco, pero después al ver cómo se dio todo, el contexto, el lugar adonde iba y demás hizo que me decidiera rápido. Creí que la iba a pasar mal el primer o el segundo mes, pero cuando estuve ahí jugando las cosas cambiaron un poco.
¿Qué te dijeron los tuyos en el momento en que decidiste ir?
“¡¿A la India vas a ir?!”. Y yo les dije: “Lo único que voy es a jugar al fútbol”.
Vivir en Goa
Sí. Me dieron una casa. Me van a buscar en taxi, me llevan al club, esperan y después me traen.
Aunque constantemente hace videollamadas con sus amigos y familiares, en Goa no lo acompaña nadie. Damián entiende poco y nada inglés, pero está estudiando el idioma y ya puede hacer los mandados básicos. Entiende y se hace entender. Más aún cuando dice que es argentino.

Cada tanto voy al shopping o al mar (que en Goa es muy lindo). Es una ciudad con mucha gente: hay rusos, serbios, de todo. Entonces tenés carnes de pollo, de vaca, de pescado, algo que no es fácil de encontrar en el resto de India.
Es distinto a lo que se ve en los videos. Es un país como todos. Hay cosas muy lindas y cosas feas o raras. Los indios tienen un montón de religiones y en ese sentido son de estar muy cada uno en lo suyo. Hay gente que es simpática, que te habla y ayuda, y hay otros que no, que ni siquiera te miran. Donde vivo yo es seguro. Salgo a cualquier hora. Hay de todo: mar, selvas, animales. Es muy, muy lindo. No es como Nueva Delhi, que es un caos y la gente es muy ansiosa.
¿Qué fue lo más loco que viviste?
Ellos comen absolutamente todo con mucho picante. Desde que empiezan a hacer una comida ya es picantísima y después encima le agregan salsa picante extra.
Entonces un día entrenamos a las siete y media de la mañana -en Goa hace mucho calor— y después fuimos al comedor, donde todo era muy picante (a mi siempre me hacían aparte unos huevos o una ensalada. Algo sin nada).
Entonces veo que en todas las fuentes había picante salvo en una que era de fideos con verdurita y un poquito de pollo. Tenía el quesito ahí arriba y todo. Así que agarré y me puse una montaña en el plato y lo comí todo apurado.

Llegué a casa tipo once y media. Me puse a ver una peli, fui al gimnasio y cuando llegué a la noche empecé a tener dolor de panza y mucha fiebre. Jugaba al día siguiente a las once de la mañana. Estaba desarmado. Fusilado. Llamé al médico y le dije: “No le digas nada al técnico que si me despierto bien, juego”.
Al día siguiente se hicieron las ocho y yo estaba todo chivado y empapado. Dije ‘bueno, me doy una ducha de agua congelada para que me limpie todo, salgo y voy a jugar’. Entonces voy, enciendo la ducha y después de ahí no me acuerdo de más nada.
Al rato me desperté y estaba acostado en el piso de la ducha. Tenía una lastimadura de la caída, que podría haber sido peor. Como pude miré el reloj y eran las diez (jugaba a las 11). Pedí que me fueran a buscar y me llevaran al médico.
Allá me pusieron dos sueros y no respondía. Estaba deshidratadísimo. Pasé 48 horas internado porque en el hospital me caí desmayado de nuevo. Andá a saber si estuve una hora o cuatro acostado en el piso. Los estudios dijeron que tenía gastroenteritis y deshidratación a causa de comida en mal estado. Yo imagino que lo que comí el día anterior estaba picantísimo y en ese momento no me di cuenta.
¿Se puede decir que casi te morís?
Y, estuve más de 24 horas internado en un hospital…
El fútbol
Para ellos el fútbol, en orden de deportes, está en el cuarto lugar. Primero viene el cricket, segundo el béisbol, después el hockey y cuarto, el fútbol.

En un principio, los únicos extranjeros con los que Pérez compartía equipo eran un español, un sirio, un nigeriano y un serbio. Hasta el torneo pasado había tres argentinos jugando en el país. Ahora hay uno solo.
Estuve en un lugar hermoso, conocí gente increíble, en la calle me ayudaron un montón: desde un vecino hasta el técnico del club. Fui a un lugar increíble. Estoy contentísimo.
¿Significó un salto económico en tu carrera profesional?
Sí. Yo pasé a ganar cinco veces más que lo que ganaba en Fénix.
¿Llegaste a vivir del fútbol en Argentina o además tenías que trabajar de otra cosa?
Tenía una escuela de fútbol acá para nenes de entre 8 a 11 años. Estaba bien, pero no cómodo como quizás hoy.

Tras pasar algunos meses en Argentina, Damián retornará a la I-League el mes que viene, ya que el arranque del nuevo campeonato se demoró por un problema de sponsors. ¿Qué pasará cuando todo termine? Él lo tiene bien claro.
Pienso ir allá de nuevo, jugar un tiempo y estar ahí el tiempo que se pueda. Vengo acá, estoy unos meses y vuelvo. Así hasta que el fin llegue y vuelva. Yo amo este país. India me encanta, es el lugar donde vivo, pero soy argentino hasta el cuello.